Sabemos, -se describe en la entrada anterior- que la manzana está presente en la ley que rige la gravitación universal, fundamento de la física intuitiva, que guió la ciencia hasta la llegada de Einstein y su teoría de la relatividad.
La manzana está también en el origen de la caída del Hombre en el Jardín del Edén, cuando la serpiente convence a Eva para que tiente a Adán con una fruta del prohibido Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.
Las esculturas y pinturas medievales y renacentistas, en las que aparece el niño Jesús, a menudo le muestran sosteniendo una manzana para simbolizar que él es un segundo Adán que redimirá a la humanidad pecadora. Para sus seguidores, Newton se convirtió en el nuevo Adán que desveló las leyes matemáticas divinas de la naturaleza.
Así también, interpretan que la súbita inspiración de Newton debajo del manzano, es el equivalente intelectual de una aparición divina, similar a la conversión instantánea del apóstol Pablo de Tarso desde el escepticismo a la fe en el camino a Damasco.
Durante los siglos XVI y XVII muchas personas todavía tenían una concepción aristotélica del universo, con su claro contraste entre la perfección eterna de los cielos y el incontrolable caos de la esfera terrestre. Las opiniones ya habían empezado a cambiar, pero todavía transcurriría un siglo y medio antes de que surgiese una teoría satisfactoria que diese cuenta de todas las observaciones. Se hicieron descubrimientos importantes por parte de hombres como Nicolás Copérnico (1473-1543), que en 1543 sugirió que el Sol, y no la Tierra, estaba en el centro del universo, y Johannes Kepler (1571-1630), que en 1619 había formulado sus tres leyes matemáticas describiendo las órbitas elípticas de los planetas. Desarrollando las investigaciones de estos, y las de otros muchos predecesores, Newton unificó el cosmos en una sola unidad coherente postulando la existencia de una fuerza de gravedad que operaba en la Tierra y que se extendía también por las regiones celestiales.
A principios del pasado siglo, Einstein buscaba una forma de explicar la incompatibilidad existente entre la física newtoniana y el electromagnetismo. El principio de la relatividad especial fue publicado en 1905 y trataba la física del movimiento de los cuerpos en ausencia de fuerzas gravitatorias.
Por su parte, la proposición de la relatividad general fue publicada en 1915. Esta es una teoría de la gravedad que reemplaza a la gravedad newtoniana, aunque coincide numéricamente con ella para campos gravitatorios débiles.
Einstein tuvo que enfrentarse al paradigma newtoniano dominante, que rechazaba las nuevas ideas en base a prejuicios, no con una argumentación científica sólida. Su teoría de la relatividad (especial y general) obligó a reescribir los libros de ciencia proponiendo deconstruir a Newton para integrarlo en un nuevo paradigma más global e integrador
Llegados hasta aquí, dando un salto de la sesuda ciencia a la cultura material, volviendo a la fruta prohibida, podemos constatar, que la manzana es la razón es el origen de todo en los caseríos sidreros como el de Katxola.
En torno a la sagarra se organiza el ciclo anual de actividades festivas en el caserío. La pandemia ha obligado a aplazar el txotx de este año con la banda Municipal de Txistularis que prometía ser algo grande, pero la Banda ha prometido volver, aunque sea con la sidra embotellada y no con el txotx. Será la gran fiesta del reencuentro
Por cierto, una última cosa en relación con el tiempo de reclusión; la manzana tiene efectos antidepresivos, es un antídoto contra el decaimiento, es la fruta con mayor contenido en fructosa que existe. Este azúcar es un monosacárido, que es una molécula simple de utilización inmediata por el organismo, que nos saca de una bajada de glucosa en la sangre, y con ello se contribuye a evitar las picos de depresión.
Salud, cuídense
Parte de lo que aquí se afirma está basado en “Ciencia, Libros 31 marzo, 2020, de Patricia Fara”