Lectura y libertad (día del libro)

Vivimos actualmente recluidos en nuestros domicilios

La última tertulia en la Casa de Cultura de Aiete se convocó la víspera del decreto de estado de alarma. La velada, con menor asistencia de la habitual por la amenaza del coronavirus, tuvo lugar el 12 de marzo, el libro elegido Leer Lolita en Teheran de Azar Nafisi; al día siguiente ya no se pudo proyectar Persépolis”, de Marjane Satrapi, se aplazó hasta que se levantara el confinamiento y podamos juntarnos como antes : cuando esto ocurra el film será presentado por Josemi Beltrán, responsable del Area de Cine de Donostia Kultura

Se han aplazado también las conferencias, Historia de la Persia Antigua que impartirá Antonio Dupla Ansuategui, Profesor del Departamento de Estudios Clásicos y El arte en la Persia Antigua por María José Pacho Fernández, profesora de Historia del Arte, ambos de la Universidad del País Vasco; también se aplazan las tertulias literarias sobre El buho ciego, de Sadesh Hedayat y Samarcanda de Amin Maalouf (Como se sabe Lola Arrieta modera estas veladas), y las proyecciones Donde está la casa de mi amigo, de Abbas Kiarostami y Nader y Simin, una separación, de Asghar Farhadi; la primera de ellas la presentará, en su día, Maribel San Sebastián, pedagoga y psicóloga.

Si la última parte del curso está sometida al final de la epidemia, el viaje correspondiente se antoja poco menos que imposible.

En estas páginas venimos valorando esta actividad cultural porque en la sociedad del espectáculo donde el mundo se nos presenta a diario como un conjunto de fogonazos mediáticos sin vínculos ni memoria, las tertulias literarias, la lectura de los libros que se proponen son un oasis de reflexión, elaboración, creación, estudio, aprendizaje y compromiso con lo que se lee, remarcado en las sesiones de literatura por su moderadora. Si en la vida cotidiana, en relación con los diferentes medios, nada lleva a nada y todo se evapora de inmediato; si lo que esta sociedad fabrica en serie es el “espectador” de lo que pasa según los medios o el “opinador” en las redes sociales, engendrando un sujeto gregario y morboso, manipulado y desinformado, volátil y amnésico; por el contrario, en los libros, en el cine, en las conferencias convocadas en el centro cultural, se crea, se forma el cuerpo de un lector activo y, por ende, opuesto al cuerpo del espectador pasivo

La lectura es subversiva porque exige un verdadero juicio a cada línea, es el ejercicio crítico por excelencia. A través de un esfuerzo lineal y progresivo, se sigue un razonamiento, se comprueba si el argumento se sostiene, si una cosa se deduce de la otra. La lectura es una práctica donde se discrimina lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo. El sujeto crítico es un lector y sobre todo un lector del mundo, capaz de leer la realidad como se lee un texto, calificado para relacionar los hechos y pensar históricamente lo que se presenta como fenómenos aislados y sin pasado.

La dimensión perturbadora de la lectura ya no habrá que buscarla entonces en su capacidad utópica de plantear otros mundos posibles, sino en el poder de la razón, la lógica y el conocimiento histórico -la introducción a las tertulias valora este fundamento- dentro de un mundo que nos quiere fundamentalmente estúpidos.

La lectura es un ejercicio de transformación de uno mismo. Con la novela y la tertulia convertimos las veladas literarias en un ejercicio espiritual, creamos una forma de vida disciplinada con la atención, con estar en ese lugar que tan líricamente nos describe la novelista, y no en mil sitios y ninguno a la vez como en los reportajes habituales, sobre todo los de la TV; con la lectura tomamos el reposo del silencio y del recogimiento y no nos dejamos envolver por una carrera loca como si fuéramos el hámster en su rueda; la lectura lleva incorporada la recompensa en sí misma y no es sólo medio o instrumento de una finalidad externa

La lectura es un ejercicio de “pasividad activa” porque por un lado, supone entrar en el mundo que otro te propone, salir de uno mismo y dejarse afectar y, por el otro, exige responder a lo que se lee y conseguir ser capaz de crear sentidos propios. (Las tertulias literarias dirigidas por Lola Arrieta, en la Casa de Cultura de Aiete, decontruyen la novela, la historia, el lugar y finalizan y relanzan esta labor comprensiva y creadora del libro).

El lector no se desconecta del mundo, sino que lo habita de otro modo, experimentando con los sentidos, poniendo en relación lo que lee y lo que ha leído, lo que lee y lo que ha vivido.

Lectura como ejercicio utópico, lectura como ejercicio crítico, lectura como ejercicio espiritual: el mundo y las formas de dominio cambian, pero la lectura hace de cada lector un creador”

El texto subrayado es de Amador Fernández Savater, y la filosofía de fondo también se basa en textos suyos

(Amador nos habló del 15M el 1 de febrero de 2013 en la Casa de Cultura)

2 comentarios en “Lectura y libertad (día del libro)”

  1. A ver si recuperamos las tertulias y salimos de este estado de pavor que nos han inoculado y de borreguez confinada
    Un abrazo para todos animo y buenas lecturas

  2. Comparto contigo las ganas de volver a la normalidad, aunque suscribo la campaña “No volveremos a la normalidad. La normalidad es el problema”
    Pero estas líneas es para darte ánimos también a ti y para compartir contigo la necesidad de la lectura y la tertulia

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