El apasionado canto del ruiseñor en el Bosque

El sur del Bosque de Miramón está recortado por la autopista-variante de Donostia que reproduce el ruido continuo de la circulación de vehículos ligeros y pesados.

En el Bosque viven centenares de pajarillos, como el Mirlo, el Ruiseñor, el Gorrión, el Autillo… que han de dejarse oír por encima de ese zumbido constante.

Por encima o al lado de esa estridencia motora, Iñaki Jarauta, nuestro guía de ‘parapájaros’ (web), ha identificado al Ruiseñor “Uno de los cantos más bonitos

Desde su tierra, La Rioja, nos dice con nostalgia “que el canto de los pájaros en Miramón, especialmente del ruiseñor, tiene que ser espectacular, más todavía tras dos meses sin presión humana” (Auténtica predadora, añadimos nosotros, de acuerdo con la gente que cuida de los bosques)

Afirma Iñaki que “hay estudios serios que apuntan que las aves urbanas cantan a un nivel más alto para que se les pueda oír por encima del ruido ambiente

En esta entrada podemos oir el canto del ruiseñor ayer por la mañana en El Bosque de Miramón

Volvieron a lo largo del mes de abril, procedentes del invierno africano. Y desde entonces sus voces dominan en el boscaje. Por donde abundan los ruiseñores las demás aves con las que comparten hábitat quedan en un segundo plano. De día y de noche, son los protagonistas absolutos del espacio sonoro.

Iñaki nos ha facilitado este otro canto del ruiseños, con una voz en off, pero sin el zumbido de fondo de la autopista

Para los lectores gustosos de la poesía me permito recordar este poema de Juan Ramón Jiménez, dedicado al mirlo, no es el ruiseñor, pero cantan y vuelan.

«Mirlo fiel»

Y el mirlo canta, huye por lo verde,

y sube, sale por lo verde, y silba,

recanta por lo verde venteante,

libre en la luz y la tersura,

torneado alegremente por el aire,

dueño completo de su placer doble;

entra, vibra silbando, ríe, habla,

canta… Y ensancha con su canto

la hora parada de la estación viva.

y nos hace la vida suficiente.

Y este precioso poema de Luis Cernuda, que ya hemos manejado en ocasiones anteriores, lleva el nombre de nuestra adorada avecilla en el título

«El ruiseñor sobre la piedra»

Porque me he perdido

en el tiempo lo mismo que en la vida,

sin cosa propia, fe ni gloria,

entre gentes ajenas

y sobre ajeno suelo

cuyo polvo no es el de mi cuerpo;

no con el pensamiento vuelto a lo pasado

no con la fiebre ilusa del futuro,

sino con el sosiego casi triste

de quien mira a lo lejos, del camino,

las tapias que de niño le guardaran

dorarse al sol caído de la tarde,

a ti Escorial, me vuelvo.

Hay quienes aman los cuerpos

y aquellos que las almas aman.

Hay también los enamorados de las sombras

como poder y gloria. O quienes aman

sólo a sí mismos. Yo también he amado

en otro tiempo alguna de esas cosas,

mas después me sentí a solas con la tierra,

y la amé, porque algo debe amarse

mientras dura la vida. Pero en la vida todo

huye cuando el amor quiere fijarlo.

Así también la tierra la he perdido,

y si hoy hablo de ti es buscando recuerdos

en el trágico ocio del poeta.

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