Consta en acta que el 6 de mayo de 2004, en su punto 5, la asociación de vecinos de Ayete aprobó este texto sobre el centro cívico del barrio (Topaleku).
La alcaldía acepta plenamente, y hace suya, la propuesta de la Asociación de Amigos de los jardines del Parque de Ayete que consiste en convertir el antiguo edificio de las Caballerizas, hoy “Hogar del jubilado”, cuna del Coro Easo y sede de la coral Gurutzeaga, en un Centro Civico intergeneracional en el que tengan cabida las diversas entidades del barrio que trabajan en esa dirección, a saber, el Hogar del Jubilado y la Asociación de Amigos, incorporándose al proyecto nuestra propia Asociación. La idea es que el Topaleku sea un centro de diversas actividades para vecinos, personas mayores, jóvenes, etc.
En consecuencia, aceptamos la propuesta de la alcaldía de pasar la sede de la Asociación de Vecinos de Ayete, desde, el todavía sin estrenar, local de Katalina de Elizegi al Topaleku, por lo que quedamos a la espera del nuevo convenio que se está preparando, en el que se fijarán las condiciones materiales de nuestra participación en el Centro Cívico.
Lantxabe pasó a ocupar un local de la primera planta, con acceso a una amplia sala de reuniones, estancias más amplias en ambos laterales del Topaleku y desde allí se promovieron múltiples actividades asociadas al ciclo de Literatura y Cine, Aieteko Jaiak, Olentzero, Conferencias, Asambleas (Presupuestos participativos, red ciclista en Aiete…), reuniones para tratar problemas de movilidad, casa de cultura, futuro de Rozanés o de Munto, polideportivo, escuela pública, sobre la incineradora y un largo etc.
Cuando el ayuntamiento decidió reorganizar y remodelar el Topaleku, renovando de arriba abajo el edificio, Lantxabe apostó por abrir la tabique sur, para dar más accesibilidad al edificio y poder entrar directamente desde el parque de juegos infantiles al gran salón comedor, servido por un modernizado bar-restaurante. El Topaleku doblaba sus accesos, permitía la entrada de familias y de niños. Se habilitaron unos amplios servicios públicos de los que carecían los jardines del palacio.
Lantxabe pasó a ocupar un lateral, en la base del Topaleku, independiente del edificio, que facilitó su cercanía con la vecindad. En el primer piso, se instalaron nuevas asociaciones y mejoró la sala de estancia y lectura. Los dos recintos laterales destinados a actividades con más participación de público se transformaron en confortables y funcionales.
Se dotó al Topaleku de todas las medidas de accesibilidad, incluido un ascensor, del que carecía.
Desde aquél 2004 han pasado 16 años, y uno -este último- de encarnizada pandemia. Hoy la vetearía está exhausta. Ha llegado muy a tiempo el cambio generacional, el relevo esperado