Las palmas, como ocurre casi siempre, eran el reflejo de dos emociones.
Volverse a ver, sabiéndose respetuosos con la epidemia y la necesidad de hacerle frente, conociendo que su poder está en el contagio.
Y la bella exposición de Lola Arrieta, que encarnó, interpretó y escenificó la grandeza de Benito Pérez Galdós, en la velaba reunida en la Casa de Cultura de Aiete.
Con la ovación las tertulianas y tertulianos agradecen el reencuentro y la sabia lección
Con motivo del Centenario del fallecimiento del noble escritor, los ciclos de Literatura y Cine de Aiete le han organizado un abierto homenaje.
El jueves, 8 de octubre de 2020 será recordado por las casi 70 personas que acudieron a la tertulia literaria, no sólo por esta celebración dentro de las condiciones sanitarias impuestas por la pandemia: firma voluntaria a la entrada de la sala, gel hidro-alchólico, limpieza profunda en el salón del centro, mascarillas, distancia de seguridad, tertulia en filas y no en ‘redondo’, ponente sobre el escenario y tope de 70 sillas; sino, sobretodo, por la enseñanza magistral impartida por Lola sobre la vida y la obra del sublime autor canario
El ciclo de Literatura y Cine reiniciaba su andadura tras aquella última, celebrada el pasado 12 de marzo, con “Leer Lolita en Teheran” -cita ya mermada por la preocupación-. Azar Nafisi reunía la tertulia, en secreto, por la represión vigente, los jueves por la mañana. En Aiete se hacen por la tarde, desde hace 15 años, y se juntan abiertamente
La promotora del ciclo, nos convenció sobre la conveniencia de releer a Galdós en estos tiempos revueltos, como fueron los suyos, apostando como hace la obra de Benito por la convivencia, la tolerancia y el amor al prójimo.
Y entre las creaciones del maestro, nuestra ponente nos propuso para esta celebración la novela ‘Misericordia’.
La velada dedicó una hora a la intensa y fecunda vida de Galdós y otra media hora, pasada, a ‘Miseri cordia’, formada del latín por miser (miserable, desdichado) y cor, cordis (corazón), que refiere la capacidad de sentir la desdicha de los demás, como explicaba la didáctica relatora, recalcando cómo el autor trabajaba hasta en los títulos de sus obras.
En la novela Galdós traza un universo decadente con tantas referencias a la catástrofe actual. Por una parte, por la incapacidad congénita de las clases poseedoras y de sus representantes políticos para forjar estructuras económicas fuertes -y con ellas la enseñanza, la sanidad-, que a Benito acaban arruinando las esperanzas puestas en la ‘revolución burguesa’; pero, por otra, por la por la generosidad, entrega, solidaridad de los más humildes encarnados en Benina, nuestro quijote-sancho finisecular, un personaje que emociona intensamente al lector. Galdós es capaz de sublimar en su obra lo esencial de la literatura en lengua castellana, la novela picaresca, el Quijote, la creación poética.
Y la encontramos en Misericordia, Halma, Nazarín, Tristana, en sus ‘novelas espiritualistas’, que se centran en el mundo interior de los personajes y en valores, encarnados en individuos de enorme grandeza moral pese a su condición humilde. Y que en ocasiones rayan en el surrealismo. Y por ahí se asoma Luis Buñuel, y nos hace la película “Viridiana”, que veremos esta tarde, y las de “Nazarín” y “Tristana”, nos explicaba Lola
Galdós nos acompañó -junto a su incondicional Buñuel- en el caserío Katxola en la primavera del 2008. Las tertulias las moderaba, como ahora, Lola Arrieta. Nazarín -tertulia- estuvo en cartel el 24 de abril. Y Nazarin, película de Luis Buñuel, el 25 de abril; y Tristana -tertulia y film- los día 29 y 30 de mayo,
La ponente fue retratando en la pantalla del salón de actos el relato de la biografía de Galdós; familia, nacimiento -el 10 de mayo de 1843 en Las Palmas de Gran Canaria-, llegó a Madrid en septiembre de 1862, se matriculó en la universidad y conoció al fundador de la Institución Libre de Enseñanza, Francisco Giner de los Ríos, que le alentó a escribir. Lola nos habló de la «Tertulia Canaria» en Madrid. También acudía a leer al Ateneo y fue en esa institución donde conoció a Leopoldo Alas, Clarín, con el que mantuvo una larga amistad -¿Quién no ha leido La Regenta? preguntó Lola-. En 1865 fue testigo de la Noche de San Daniel en Madrid, cuyos sucesos le impresionaron vivamente.
Volvió con las obras de Balzac y de Dickens y tradujo de este su obra más cervantina: se proyectó en pantalla la portada de “Los papeles póstumos del Club Pickwick”. Toda esta actividad supone su inasistencia a las clases de Derecho y le borran definitivamente de la matrícula en 1868. Lola se apoyada en un catálogo secuencial de fotos para presentar al escritor, al literato, al poeta, al novelista, al periodista, al dramaturgo; le vimos ataviado con un abrigo de paño grueso, bufanda al cuello, una gorra de lana y un bastón recio.
Lola enfatizó con los acontecimientos de la Revolución Septembrina y el fin del reinado de Isabel II -1868- que nuestro dramaturgo vive intensamente…y los vive a pie de calle. Benito es un hombre de calle y sus paseos son la fuente de inspiración de los episodios nacionales, de las novelas espirituales, de toda su creación literaria.
Aquel 1868, desde Alicante, Benito regresa a Madrid para contemplar la entrada en la capital del general Serrano y, más tarde, la de su admirado Prim.
En 1870 se perpetra el Asesinato de Prim. A finales de este año está en las librerías La Fontana de Oro. La Fontana es una histórica y emblemática taberna madrileña. Benito Pérez Galdós, que era cliente habitual y ambientó en este local su primera novela. Pudimos ver su estampa
En 1871 comienza su relación con Santander. La ponente quiso embromar con la decepción de que no hubiera sido San Sebastián
1873 El autor evoluciona hacia los ‘episodios nacionales’ y publica Trafalgar. En la pantalla se proyectó la foto de portada, al fondo, ocupándola, la bandera republicana
1875 La frustración de la restauración monárquica y el regreso de Alfonso XII.
……
Detalles de su vida que acaba el 4 de enero de 1920
Galdós fue un pionero. Promovió la emancipación de la mujer, la democracia y el laicismo.
La relatora nos presentó a un Galdós “Jornalero de las letras”. Fuimos testigos y agradecidos receptores de esta ética del trabajo; decenas, cientos de publicaciones, una parte de ellas recogidas en el cuaderno que se entrega a las personas asistentes para facilitar el entendimiento de la charla; sus novelas han sabido recrear tanto los grandes acontecimientos de la historia como, y especialmente en “Miseri cordia”, las humildes peripecias de la existencia cotidiana.
Misericordia y la obra de Galdós quedó en cierto olvido por la irrupción de la “Generación del 98” y la “Generación del 27”. Lola recoge la lucidez de María Zambrano que saca a relucir en la tertulia la recuperación de “Misericordia” y la obra de Galdós en plena guerra, reivindicando sus figuras femeninas a través de la heroína Benina. Nos proyecta la portada del libro “La España de Galdos” un libro maravilloso escrito por Maria Zambrano.
Lola se interesó por la personalidad laica, liberal y republicana de Galdós, por su militancia en la Conjunción Republicano-Socialista. La ponente documentó como en su juventud, el autor apostó por la emergente clase media pero decepcionado por el conformismo burgués, apeló al pueblo. Ayer, como hoy, en estos tiempos de necesidad, la charlista fue convincente en que la idea de Galdós de que la educación es la herramienta más eficaz para cualquier transformación social y que el porvenir debe construirse con pedagogía y no con violencia.
Se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo xix, para muchos el mayor novelista en lengua castellana después de Cervantes
Galdós no creía en Dios pero contemplaba con simpatía la figura de Cristo. Los lectores de Nazarín y Misericordia, hemos palpado que Nazarín y Benina parecen cristianos auténticos. Viven para los demás. Austero y discreto, Galdós -y Benina- se aproximan al ideal de santo laico, con una existencia ejemplar y comprometida con los más débiles.
Lola nos habló de la cualidad amorosa de Galdós, de la coexistencia de varios amores y la frecuente sustitución de una pasión por una nueva relación amorosa. Lola nos dijo que Benito tuvo esencialmente cuatro amores: Emilia Pardo Bazán, Lorenza Cobián, Concha Morell y Teodosia Gandarias, y detalló alguna de sus peculiaridades, picando la curiosidad especialmente de las muy mayoritarias tertulianas. Hubo un malentendido que se aclaró, fue Emilia quién perdió las cartas de Benito, y no al revés
Encorvado, casi ciego y con el gabán desgastado, su timidez acentúa su fragilidad.
Atendido por Gregorio Marañón, que tiene un paseo en Aiete, muere en la madrugada del 4 de enero de 1920.
Lola proyectó alguna foto del traslado de sus restos al cementerio de La Almudena. El funeral suscita un homenaje multitudinario del pueblo de Madrid, pero la presencia institucional es puramente testimonial. “La España oficial, fría, seca, protocolaria –escribió José Ortega y Gasset– ha estado ausente en la unánime demostración de pena”. Esto, a Galdós, no le hubiera dolido mucho, pues su pluma siempre estuvo al servicio de las clases populares.
Como tampoco que la dictadura franquista desdeñara el legado del escritor.
Ayer jueves le rendimos homenaje precisamente la Casa de Cultura del Palacio de Aiete