La exposición de las obras del autor se inauguró ayer y esta mañana ya había sido víctima del ataque de la banda de gamberros que anida en el barrio
La estatua forma parte del cuadro de cuatro esculturas que Josean Diez de Quevedo ha levantado en el Topaleku -jardines del palacio- en homenaje a las personas mayores del barrio. Con dicho trabajo de consideración y honra, el escultor expresa sus ideas de respeto a estos sufridos hombres y mujeres.
Nos llegan opiniones de la vecindad proponiendo que los responsables de hacerlo abran una investigación sobre este grupo de golfos que se mueve en la impunidad entre nosotros: en la plaza de Munto, en el funicular, en la marquesina de Etxadi, en los semáforos del paseo de Aiete. Son varios los ataques en este último año; acciones vandálicas, propias de bárbaros y de gente malcriada; y, ahora, contra una simbólica obra artística ¿Cuál es su límite? ¿Hasta dónde llega su vesania?
El concejal delegado nos dice que no se pueden poner cámaras porque atentaría contra los derechos de los ciudadanos en un espacio público y tampoco puede haber patrullas vigilando día y noche. Esperamos que se abra una investigación y que llegue a buen puerto para que se acabe con estos despreciables y rastreros ataques