‘Con la lucidez del escéptico y la voluntad del fanático’…¡Viva el 2021! ¡Urte berri on!

Todos lo hacemos

A veces no se encuentran las palabras

Todos sabemos que entre mañana jueves 31 y el viernes 1, las variables que regulan nuestra vida y la del planeta serán sólo tendrán un día más, igual que entre el lunes y martes de la semana que viene

Existe un facto emocional

Está con nosotros, creo, desde que supimos festejar el Olentzero y/o los Reyes

Más tarde aprendimos, ‘Año nuevo, vida nueva’, nos decíamos

Ahora, a 30 de diciembre del 2020, las cosas han cambiado

La incertidumbre es muy grande

La perplejidad también

Hace poco se eligió un gobierno para que gobierne. Ha decidido no hacerlo. Que cada uno se arregle como pueda. Da consejos al ‘aire’, y los que debían escuchar los consejos, ni tan siquiera oyen, están en otra cosa -si el coronavirus les pone muy enfermos irán al hospital y harán mucho daño- ; como las víctimas de todos los excesos -alcohol, velocidad, tabaco, gula… dicen ‘los atorrantes‘ -, que terminan en el centro sanitario. ´Hábilmente’ el gobierno ha delegado la responsabilidad de contagiarse, o no, en la propia ciudadanía. No asume, ‘no gobierna’, que un ciudadano contagiado puede ser ‘un arma’ letal para sus ‘allegados’. Y ha decidido cargar las ‘muerte por coronavirus’ a ‘beneficio de inventario’ y echar la culpa a la ciudadanía del desastre que se avecina, según anuncian ellos mismos. ‘De algo hay que morir’, la economía no se puede parar. Es la fuerza y la disposición del ‘poder fáctico’ que es quien decide, el voto sirve para bien poco, ese poder funciona al margen de la sociedad, de las instituciones políticas, su gran influencia se basa en su capacidad de presión, y a ellos no les afectan las penalidades de la gente corriente, ni sus votos.

Todos felicitamos el año nuevo ¡‘Urte berri on’!, todos lo hacemos

¿Pero cómo hacerlo si no se tiene ni media certeza de cómo se acabará con la pandemia?.

Las vacunas serán un alivio’, dicen los entendidos, y les creemos.

Los que deben administrarlas las distribuyen con cuentagotas para que el efecto positivo de la esperanza sea más largo, dure más tiempo, y puedan hacerse fotos, muchas fotos, todos los días haciéndose fotos, y así se garantizan seguir allí más tiempo, todo el tiempo. Y todos contentos, y encantados de haberse conocido.

Todos lo hacemos; ahora con una intensa fuerza que late dentro de nuestra voluntad.

‘Con la lucidez del escéptico y la voluntad del fanático’… ¡Urte berri on! ¡Viva el 2021!

4 comentarios en “‘Con la lucidez del escéptico y la voluntad del fanático’…¡Viva el 2021! ¡Urte berri on!”

  1. «Nos gusta más festejar que sobrevivir»
    El exdirector de Sistemas de Salud de la OMS señala la gravedad de la situación, dice que ya estamos en la tercera ola y asegura que ahora es demasiado tarde para evitar un colapso en los hospitales.
    El experto ha insistido en que ahora es «demasiado tarde» para evitar el colapso en los hospitales al mismo tiempo que ha criticado el comportamiento de la sociedad: «Nos gusta más festejar que sobrevivir».
    «Mucha gente ha decidido seguir con una percepción de riesgo muy bajo (sobre el virus) y esto quiere decir que vamos a tener muchas fiestas de aquí a Reyes», ha expresado Bengoa, para el que las consecuencias de esta irresponsabilidad las sufrirán los profesionales sanitarios. «El sistema nacional de salud se va seguir desestabilizado», ha añadido.
    Además, Bengoa ha asegurado que el efecto de la vacuna va a venir mucho más tarde que el efecto de esta tercera ola. «No vamos a notar una relación directa entre vacunar y todo lo que va a pasar en enero», ha añadido.
    Para el experto, la estrategia escogida por el Gobierno es demasiado «laxa desde hace tiempo». «Aquellos países que han vuelto a un confinamiento duro aunque sea mucho más corto lo están pasado mejor que nosotros», ha argumentado. Para el experto la solución habría sido seguir el ejemplo de esos país o «algo muy parecido» a la Comunidad Valenciana.
    «No hay que subestimar a la variante inglesa, es más infecciosa y ya está en España», ha señalado.

  2. Del Val Juaristi

    Agur maldito 2020, nos costará olvidarte, a pesar del detallito final de Nochevieja con el triunfo que más nos gusta disfrutar a las almas txuri-urdin. Orgullosos de nuestros jugadores, de nuestro entrenador, de nuestro club, de nuestros colores. Ser de la Real es maravilloso.

  3. durante siglos, en la montaña de Navarra era costumbre celebrar el cambio de año de una forma muy diferente y… muy nuestra.
    Con el sonido de las campanas que el 31 de diciembre marcaban las doce de la noche los mozos de cada pueblo (normalmente los quintos) recogían de la fuente del pueblo o manantial más próximo esa primera agua del año en un cántaro. Desde allí iban a la casa del párroco y mientras este la bendecía los mozos proclamaban en voz alta: «Ur goiena. Ur barrena. Urte berri on».
    Y a partir de ese momento se iba de casa en casa repartiendo esa agua para que las vecinas y vecinos empezasen el año bebiendo de un agua que se creía que por ser la primera que emanaba en el nuevo año tenía una fuerza renovadora. Ante cada casa se proclamaba una y otra vez la misma fórmula: Ur goiena (agua de lo alto), Ur barrena (agua del interior), Urte berri on (feliz año nuevo).
    Se trata de una fórmula que sintetiza la creencia ancestral de que el agua procedía de dos lugares diferentes: de lo alto, lo que explicaba la lluvia, y del interior de la tierra, lo que explicaba los manantiales y los ríos. El año se comenzaba con el agua y todavía hoy nos queda esa joya, esa reliquia: Ur… urte… urte berri on!

  4. El zurracapote es un postre clásico y familiar que no falta en ningún hogar guipuzcoano para finalizar con él la cena de Nochebuena. Para prepararlo se ponen por la tarde en remojo ciruelas pasas y orejones en cantidad igual de cada cosa, y que suponiendo sea para seis personas, fijaremos aquí en 500 gramos en su totalidad. Una hora antes de empezar la cena y cuando la fruta lleva remojando por lo menos dos, se ponen en una cazuela medio litro de agua y medio de vino tinto, 200 gramos de azúcar moreno, un palito de canela y una corteza de limón. Se acerca la cazuela al fuego y cuando empieza todo su contenido a hervir se espuma cuidadosamente; luego se le incorporan las frutas que tenemos en remojo, muy bien escurridas, se tapa la cacerola y se deja hervir despacio un cuarto de hora. Se sirve caliente y en la misma cazuela, dado el carácter familiar del ágape.
    Sucede con bastante frecuencia que en muchas familias no hay posibilidad de procurarse los orejones y ciruelas secas; unos y otras son reemplazados con peras de invierno o con manzanas, bien sean estas solas o las dos clases mezcladas. En este caso las peras y manzanas se emplean mondadas y cortadas en trozos delgado; como es natural, no se ponen a remojar y se tienen cociendo algunos minutos más que si se opera con orejones.

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