Esta mañana, el imponente Teatro de Miramón ha sido protagonista del ensayo del Orfeón Donostiarra para la fiesta grande de la ciudad; que este año ha quedado suspendida por la pandemia.
Las tamborradas de Donosti han dejado de hacer ensayos porque no habrá desfiles, ni fiesta grande, pero, después de lo visto en Miramón, es probable que el Orfeón nos tenga reservado una bonita sorpresa ‘on line’, como se viene haciendo ahora
Esta unión entre Teatro de Miramón y Orfeón Donostiarra es una circunstancia esperada. En el teatro han actuado ‘Cum Jubilo’, ‘Ochote Ozenki’, y otras representaciones, algunas frustradas, como la del Coro Easo, pero el ‘anfiteatro’ de Miramon -denominación errónea porque en realidad tiene forma de teatro griego- está infrautilizado. No se ha sabido encontrar un uso que haga justicia a este espacio, capaz de albergar a más de 3.200 personas sentadas en sus gradas.
El Orfeón ha podido comprobar que el espacio tiene una sonoridad maravillosa
Quizás después de que los donostiarras, la corporación municipal y la diputación disfruten con el video de la coral de la calle San Juan, pueden asumir y apoyar que en este monumental espacio se puedan organizar algunos actos de la Quincena Musical o del Festival de Coros de Tolosa, y otros, cuando finalmente existan las condiciones sanitaria.
Esa sería la nueva normalidad para el ‘Teatro de Miramón’ (aunque no se llenara el aforo, se puede conseguir un cierto empaque de público asistente).
Por su parte, si bien el Orfeón cuenta con una sede en el que fuera el antiguo colegio de los Ángeles, en la calle San Juan de la Parte Vieja; dispone de un terreno cedido por el Ayuntamiento en el área que gestiona el Parque Tecnológico. Orféon y Teatro pueden ser unos bien avenidos vecinos
Se pensaba que la nueva sede del Orfeón contaría con un auditorio que podrá albergar hasta 1.500 personas. El auditorio tendría un gran espacio escénico apto para todo tipo de propuestas culturales: funciones de teatro de vanguardia, danza, jazz o, incluso, grabaciones de programas de televisión, más allá de las actuaciones de los cantantes de la coral.
Esta mañana es posible que el Orfeón haya descubierto este espacio absolutamente excepcional para su actividad
El 17 de mayo de 2018, el viaje cultural de Lantxabe [que ese año tenía como destino la Grecia Antigua], recaló en Epidauros
Hacia el año 360 antes de Cristo, Policleto diseña el teatro de Epidauros conocido en el mundo entero por ser un arquetipo de la arquitectura de teatros del siglo IV a.C. en Grecia.
El teatro fue construido en la ciudad de Epidauros (a unos 175 km. de Atenas), junto al cabo de Nesi en Palaia, en un desnivel natural del monte Kynortion, de unos 24 metros (recordemos que los griegos aprovechaban las laderas de los montes para construir las gradas; como, en este caso, los donostiarras). Todo un coloso, tiene cabida para 14.000 personas, una acústica perfecta. La coral de Lantxabe pudo cantar [el Boga-Boga] en sus escenarios y comprobar que es sencillamente magnífico.
Epidauros no fue descubierto hasta 1970. Las excavaciones comenzaron en 1972 bajo el mando de la doctora Deilaki. En 1989 se reabrieron las excavaciones, pero tampoco se llegó a descubrirlo del todo. Más tarde, cuando su seguridad fue la suficiente, tras una promoción de la excavación y del teatro, se abrió un pasillo de acceso al lugar y se comenzaron a realizar representaciones clásicas. Así volvería a la vida un teatro que durante siglos había albergado todo el arte de la dramaturgia del teatro griego clásico. En junio de 1995 se llevaron a cabo las primeras experiencias de conciertos en el teatro, siendo perfectamente viables.
Epidauro y Miramón no vamos a decir que son semejantes, aunque seguro que los arquitectos que construyeron el teatro de Donostia, tenían en su cabeza el de Grecia (de hecho sus gradas responden también a una creación detallada pieza a pieza como el de Epidauro) y se pueden parecer también en que la realización de conciertos y otras actividades en el teatro, son viables igualmente