Se cumplen 85 años del fallecimiento del bertsolari Txirrita
Txirrita era políticamente comprometido, y precisamente los franquistas fueron a buscarle para fusilarle, pero ya había muerto.
Falleció el 3 de junio de 1936 en el caserío Gazteluene.
En enero de 1936 se llevó la txapela de la segunda edición del Campeonato de Bertsolaris, tras ser subcampeón el año anterior por detrás de Basarri. Un juez reconoció que acabó empatado con Uztapide, pero esperando que el joven bertsolari pudiera vestir la txapela más adelante, le rindieron homenaje a Txirrita. Por otro lado, sus canciones han sido musicadas por artistas como Xabier Lete.
Tras la sesión de bertsos posterior a la comida en la plaza de Goizueta, se sintió indispuesto y se lo llevaron a casa. Falleció días después, el 3 de junio, a los 75 años. Txirrita tuvo el humor en la boca hasta el último momento, ya que «ahora mismo 150 kilos no están mal» fueron sus últimas palabras, después de comerse a gusto el queso viejo.
Cabe destacar que sus bertsos escritos son crónica inigualable de la historia. Txirrita reflejaba brillantemente tanto la sociedad como el contexto de su época mediante los bertsos creados para todos estos fenómenos: La pérdida de los Fueros, la guerra de Cuba (1898), la primera guerra mundial, la segunda carlistada, el asesinato de Antonio Canovas del Castillo (1828-1897); deportes, regatas, boxeo (Uzkudun, País Vasco vs. Joe Louis, EEUU); religión, vida eclesiástica, el Papa, las misiones de Goizueta, Adán y Eva; temas sociales, el trabajo de los agricultores, las huelgas del puerto de Pasajes, las migraciones de los vascos a América, etc.
El bertsolari intenta explicar todo cambio, innovación o novedad, como 30 años después lo hizo nuestro Manuel Matxain.
Matxain, como Txirrita, también fue un hombre comprometido. Manuel siempre se definió como republicano y socialista, [pag 152, del libro de Perdro Berriochoa sobre Aiete], y así lo refleja en sus bertsos. Con 19 años partió voluntario al frente como miliciano dentro del 5º batallón de la UGT. Como tantos aitas y aitonas no quiso hablar de esta traumática experiencia. En el frente le pusieron a lanzar granadas. Su compañía no se entregó, como los batallones nacionalistas en Santoña, sino que la suya siguió hasta Santander, en donde fue cogido prisionero al ser tomada la ciudad por el bando franquista en agosto de 1937.
Manuel continuó en la línea de ‘bertso-paperak’ que se comenta más arriba. Comenzó por una apuesta y se presentó al certamen Euskaltzaindia del año 1965, -tenía 50 años sin cumplir- y logró el segundo premio, lo hizo con unos bertsos sobre la Virgen de Arantzazu. Ese mismo año de 1965 ganó el Xenpelar de Errenteria (Gipuzkoa), redactó unos bertsos sobre el poeta franciscano Salbatore Mitxelena, recién fallecido entonces. Y, en 1967, repitió como ganador, en Euskaltzaindia, con un poema sobre el Che Guevara. A partir de entonces, ganó muchos certámenes de esta modalidad literaria.
Los asuntos sobre los que versificaba Manuel Matxain fueron, como los de Txirrita, muy diversos: sobre el barrio de Aiete, sobre las fiestas de Aiete, sobre su familia, temas de historia, sobre el Papa Juan XXIII, política, deportes, solidaridad. Desde Lantxabe hemos destacado el que dedicó a Alberto Muñagorri; un artefacto explosivo de ETA le dejó sin una pierna cuando tenía diez años (fue el 26 de junio de 1982). También escribió versos con motivo de los asesinatos de Allende y de Kennedy; sobre el ingreso en la Unión Europea; sobre regatas, pelota, etc,etc
En 2002, el padre Antonio Zavala editó una recopilación de sus bertsos con el título ‘Uste gabean’ (editorial Sendoa).
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El ministro español Antonio Canovas del Castillo no agradaba a Txirrita; se dice que el mismo día que se perdieron los fueros nació el nacionalismo vasco. Por consecuente, si hasta el momento las reivindicaciones eran muchas, en el periodo comprendido entre 1876-1935 aumentarán mucho más. Los bertsos escritos se transformarán en arma entre guerra y guerra, sobre todo gracias a Txirrita y Pello Mari Otaño.
Miguel falleció en Sanjuanes de 2017. Lantxabe copió del libro de Pedro Berriochoa, este texto
Réquiem por un morroi: Miguel Aldasoro González (1930-2017) | Aiete – Lantxabe – Katxola – Ayete
Siendo el bertsolarismo un fenónemo directamente vinculado a la sociedad, es ineludible pensar que las guerras carlistas (1833-1839, 1872-1876) tuvieron algún efecto en los bertsolaris. La sociedad vasca, al igual que los bertsolaris, estaba dividida. Las reivindicaciones crecieron y el tiempo para la diversión disminuyó. Sin embargo, los bertsos escritos obtendrán un papel fundamental para la divulgación de reivindicaciones. Repartir copias escritas de un mismo bertso era más fácil que repetir un mismo bertso de plaza en plaza. Por tanto, los bertsos escritos cobrarán importancia que se restará a las pujas dialécticas.
Otro de los motivos para la promoción de los bertsos escritos resultó ser el mero tiempo, o mejor dicho, su paso: la industrialización, la máquina de vapor, el tren… aunque las innovaciones chocaban al principio, los bertsos escritos amortiguan el golpe y se convierten en la mejor vía de publicidad. Los bertsolaris de aquel entonces no sabían escribir y necesitaban la ayuda de parientes, amigos o conocidos para reflejar sobre el papel los bertsos guardados en la memoria (y ello daría pie a los vendedores de bertsos).
Por otro lado, desconocemos y no podremos saber cuál era la situación exacta del bertsolarismo improvisado en aquel entonces, pero sabemos certeramente que las actuaciones se incrementaron gracias a los juegos florales. Los juegos florales consistían en certámenes destinados a impulsar la literatura oral y la poesía. Los primeros juegos florales se celebraron en Toulouse en 1324 para impulsar la poesía provenzal. Siglos más tarde, el científico y filántropo Antoine d’Abbadie importó este evento al País Vasco, a Urruña en concreto. Se iniciaron en 1851 y fueron un fuerte para el bertsolarismo improvisado durante medio siglo. De ellos se habló en la tertulia de Lola Arrieta, celebrada el pasado 4 de marzo, dedicada al novelista francés Jean Echenov y a la vida del músico vasco Maurice Ravel; ‘los juegos florales’ tienen influyen en una de sus composiciones más aclamadas ’Concierto para piano en sol mayor’, considerado como la rapsodia vasca de Ravel.
La industrialización pasó poco a poco a ser tema y parte del bertsolarismo, dado que los bertsolaris se subieron al tren del progreso. El nacimiento del nacionalismo y la evolución política desarrollaron muchos cambios. En lo que se refiere al euskera, las teorías impulsadas por Sabino Arana (1865-1903) hicieron un flaco favor al bertsolarismo. Los que defendían la pureza del lenguaje actuaban en detrimento de los bertsolaris guipuzcoanos no escolarizados.
De la taberna al escenario
Además de los juegos florales, el ecosistema más común para el bertsolarismo improvisado eran las sidrerías, las tabernas y las posadas. El bertsolari es un bufón sin estudios que embriaga las risas de la gente. Fue así como conoció el bertsolarismo Basarri (1913-1999), en la taberna de sus padres. Al igual que muchos otros, pensó que el bertsolarismo no podía permanecer a la sombra de las tasca. Sin embargo, antes que él, Kepa Enbeita (1878-1942) y Pedro Otaño (1857-1910) ya habían impregnado de dignidad el arte improvisatorio vasco. La corrección de los bertsos escritos de Otaño y su idoneidad, así como el carácter abierto de Enbeita y su modo de plantear los temas impuestos serán la base de un nuevo tipo de bertsolarismo.
Por otra parte, cabe mencionar que las actuaciones del campeonato redujeron considerablemente la influencia de las actuaciones en sidrerías y tabernas, además de crear una infraestructura general. Junto a los bertsolaris nombrados, Uztapide, Balendin Enbeita y Lazkao Txiki forman parte de esta nueva iniciativa.
La Guerra Civil estalló al poco de morir Txirrita
Entre los años 1940-1950, bajo el terror de la dictadura de Franco (1892-1975), la censura castigó severamente toda expresión como el bertsolarismo. Las sanciones, las multas, estaban al orden del día: la palabra “política” no se podía ni pronunciar. Por tanto, el carácter reivindicativo y cronista del bertsolarismo se vio duramente censurado. En la oscuridad, en la clandestinidad, la pareja de Uztapide y Basarri recorrió todas las plazas que pudo, no sin dificultad.
El bertsolarismo social
A partir de 1960, dejando al margen que el campeonato se reinició, el bertsolarismo se convertirá en una vìa reivindicativa contra la represión social. Con la desaparición del proteccionismo, Lopategi y Azpillaga en el sur, y Xalbador y Mattin en el norte, ambas parejas impulsaron el bertsolarismo improvisado como vía de expresión. Para el pueblo, al igual que las canciones, el bertso se trataba de una herramienta defensiva: el grupo Ez dok hamairu, por ejemplo, cantó sin cesar la situación tan oprimida en la que vivía la cultura vasca. En cualquier caso, la supervivencia de la cultura vasca fue una dura labor desde 1968 hasta 1980.
En esa época destacó nuestro Manuel Matxain