Encontramos este manzano, en el espacio Katxola, cerca del arco de piedra-hormigón del teatro de Miramón; en sus gradas se proyecta, pleno de manzanas, la sombra del árbol.
Ahora son frutas jóvenes, gestionando su madurez, a la que llegarán; si no lo impiden manos semejantes a las que han destrozado las paredes del frontón y del caserío
Arboles que crecen en el ‘espacio Katxola‘ y que tienen su originen en el Asia Central; uno de cuyos países, Uzbekistán, era el destino del viaje del ciclo de Literatura y Cine, [Entrada 15 febrero 2020] frustrado por el virus
Los manzanos se cultivan en todo el mundo. En Miramón forman una maravilla natural fundidos al sitio que los rodean. El manzanal está conformado por 251 sagardos, todavía retoños de 5 años, de pequeñas dimensiones, protegidos a sotavento por el teatro y el valle
Fueron plantados [a inicitiva de Lantxabe en el proyecto de Lur Paisajistak] para dar materia prima al tolare del caserío Katxola en la fabricación de la sidra y contribuir así a la extensión popular de la cultura material de Euska Herria
En medio del paisaje del monumental teatro, el manzanal está está disperso por toda la hondonada de la erreka Pakea. Allí se levantan estos árboles -ahora de unos 2 m de altura-; las hojas, óvalos de color verde oscura, contrastan con los verdes más suaves del paisaje
Florecieron en primavera, y ahora empiezan a madurar los frutos. Otoño es la fecha de recogida, cuando la manzana está madura. Todavía es pronto, pero dentro de unos años, cuando estos manzanos proporcionen 900/1000 Kg de sagarras, se prensarán en el tolare de Katxola, para obtener el mosto y fermentarlo durante tres/cuatro meses en las dos kupelas del caserío. Después, a mediados de marzo o abril, con la pura sidra del lugar, se celebrará el Txotx [La pandemia nos ha impedido continuar con esta tradición y todavía en los próximos años las manzanas -hasta que el fruto del espacio Katxola se haga adulto- procederán de Ekogunea y del caserío Askonobieta]
El títular del reportaje está inspirado en el del sublime poema de Luis Cernuda “El ruiseños sobre la piedra”
El Bosque de Miramón es un sitio ideal para practicar senderismo; espléndido rincón para reinterpretar la poesía de Luis Cernuda que empieza por “Lirio sereno en piedra erguido” “Ruiseñor claro entre pinos [manzanos y robles] que un canto silencioso levantara”.
Y el teatro de piedra-hormigón y la sonora erreka nos recuerdan este verso “hacia los cielos anchos te alzas duro, sobre al agua serena del estanque hecho gracia sonríes”
asociado a este otro “mas hoy va mi recuerdo más arriba, a la piedra gris bajo el cielo azul, cubierta de cipreses y allí encuentra regazo, alma con alma”.
En las entrañas del Bosque, aguas abjo, recordaremos la lectura del bardo “Porque me he perdido en el tiempo lo mismo que en la vida, sin cosa propia, fe ni gloria, entre gentes ajenas y sobre ajeno suelo cuyo polvo no es el de mi cuerpo; no con el pensamiento vuelto a lo pasado no con la fiebre ilusa del futuro, sino con el sosiego casi triste de quien mira a lo lejos, del camino, [las tapias que de niño le guardaran dorarse al sol caído de la tarde]”
Y “como el ruiseñor canta en la noche de estío, porque su sino quiere que cante, porque su amor le impulsa. Y en la gloria nocturna divinamente solo sube su canto puro a las estrellas”…
“Y si tu imagen tiembla en las aguas tendidas, es tan sólo una imagen; y si el tiempo nos lleva, ahogando tanto afán insatisfecho, es sólo como un sueño, que ha de vivir tu voluntad de piedra, ha de vivir, y nosotros contigo”.
Han pasado diez años desde la lectura de este poema de Luis Cernuda en la tertulia de la Casa de Cultura de Aiete.