En junio de 2020 empezamos por el tejado. No se podía salir de casa excepto algunos trabajadores que, como éstos, se afanaron en hacer nueva la cubierta del caserío
El tejado de Katxola (Lau teilatu) | Aiete – Lantxabe – Katxola – Ayete
Más adelante, se realizó el tratamiento anticarcoma de la estructura de madera del caserío. Era la segunda fase de la desinfección anti-polillas.
A finales de julio, una empresa especializada, estuvo una semana limpiando techos y suelos de las dos plantas del caserío, mas el sótano. Poderosas vigas, gruesas columnas, paneles, kupelas, lagar, maquinaria, mesas, office, etc, así como la totalidad de la sillería existente.
Hoy, un habitual del trabajo en el caserío -ya lo pintó en las fechas del traslado -1999- y cuando Lantxabe se encargó de su gestión (2004)-, ha vuelto a encalar las paredes embadurnadas por aquellos gamberros que fueron arrestados en su día [y ha limpiado la puerta pequeña del baserri que también garabatearon y dejaron su firma]
Decimos que Katxola se ha vestido de “tiros largos” porque ahora está dotore, elegante.
Queda el frontón, pero la visita actual al caserío es una alegría para las personas que recorren el bosque de Miramón, visitan el anfiteatro y suben a Katxola.
Han vuelto a pintar en las paredes de Katxola. La elegante vestimenta del casería ha durado poco más de 24 horas. Ahora está como antes de ser encalada. Muchos pensamientos vienen a la cabeza. Quizás el más agudo es el de la frustración; del hilo de la desilusión, del revés, del desengaño o del fracaso, podíamos tirar; pero cómo decía el poeta ‘la esperanza es una espada’ y los que nos dedicamos a esto somos medio poetas