A los 96 años nos deja el autor de la banda musical, entre otras películas, de ‘Zorba, el griego’, film que nos acompañó en la Casa de Cultura de Aiete el viernes 12 abril de 2018.
El jueves anterior tuvimos la Tertulia Literaria dirigida por Lola Arrieta sobre la novela, base del guion de la película, Zorba el Griego de Nikos Kazantzakis.
El público de Aiete quedó entre embelesado, encantado y maravillado con la novela, el maravilloso film que inspira y la música de Theodorakis
Los privilegiados seguidores del ‘Ciclo de Literatura y Cine’ descubrieron en ‘Vida y andanzas de Alexis Zorba’ no sólo un gran personaje literario, también un personalidad inmensa, “tan descomunal como cualquiera de los clásicos Ulises, Hamlet o don Quijote”. Muchos de los asistentes habían visto la película, pocos habían leído la novela de Kazantzakis hasta la convocatoria de la tertulia; pero todos quedaron fascinados con Alexis Zorba, tras la lectura de la colosal novela y el pase de la genial película
Theodorakis es tambiém el autor del himno ‘Canto General’ con letra de Pablo Neruda
Mikis Theodorakis lo fue todo en la cultura de la Grecia moderna. Ningún otro compositor, poeta o artista tuvo tanto reconocimiento. En la política helena también lo fue todo. Ningún intelectual fue tan influyente como él. Tras su muerte, Nueva Democracia, Syriza, el Partido Comunista y el resto de partidos han mostrado una unanimidad muy poco habitual en ellos: han elogiado al “creador panhelénico y al mismo tiempo universal”, como le ha llamado la presidenta de la República, Katerina Sakellaropoulou.
Theodorakis se implicó en política mientras descubría que sería músico. Con solo 17 años se enroló en el Frente de Liberación Nacional (EAM) y poco después en el Partido Comunista de Grecia (KKE). Luchó en la resistencia contra la ocupación nazi y en Dekemvriana, la batalla de Atenas en diciembre de 1944 que perdió el EAM y dio lugar al Terror Blanco, un periodo de represión anticomunista. El joven Mikis fue arrestado, enviado al exilio en la isla de Icaria y luego deportado a la isla de Makronisos, donde fue torturado y enterrado vivo dos veces. No fue la única represión anticomunista que padeció en propias carnes. En 1967 fue detenido por la Dictadura de los Coroneles, encarcelado y torturado de nuevo. La junta militar prohibió sus canciones y éstas se convirtieron en himnos antifascistas. Su salud se deterioró mientras estaba detenido en el campo de concentración de Oropos. “Oh, pueblo torturado, no olvides Oropos”, dice su canción homónima. Personalidades griegas y extranjeras se movilizaron por su liberación. El compositor Dimitri Shostakovich, el dramaturgo Arthur Miller y los actores Laurence Olivier e Yves Montand crearon un comité internacional para exigir su liberación. La dictadura accedió en 1970 con la condición de que abandonara Grecia. Instaló su exilio en París. Probablemente, los conciertos más importantes de su carrera fueron los del estadio Karaiskaki del Pireo en 1974, donde decenas de miles de personas celebraron el fin de la dictadura.
Entre exilio y exilio consiguió estudiar música en los conservatorios de Atenas y París y comenzó a componer: 12 sinfonías y conciertos, 19 obras de música de cámara, cinco óperas, siete cantatas, decenas de ballets, teatro… Su obra clásica es inabarcable. Pero, además, a partir de 1960 comenzó a escribir canciones que incorporan elementos tradicionales. En 1965 publicó nuestra referencia, Zorba el Griego. Su línea de bouzouki (instrumento de cuerda griego similar a la mandolina) es una de las más reconocibles del mundo. Empezó a colaborar con cantantes de laïkó, el folk urbano surgido a partir de los años 50. Mediante la introducción de esas voces en sus discos, Theodorakis hizo estallar la división entre la alta cultura y la cultura popular.
Tras su muerte ha salido a la luz una carta personal que el compositor envió a Dimitris Kutsubas, secretario general del KKE, en octubre de 2020. “Ahora, al final de mi vida, en el momento de ajustar cuentas, los detalles desaparecen de mi mente y solo permanecen las Grandes Cosas. Veo que pasé mis años más críticos, fuertes y maduros bajo la bandera del KKE. Por eso, quiero dejar este mundo como comunista”.
Theodorakis es, sobre todo, una celebridad popular. Sus canciones se cantan como si fueran tradicionales. Cada 17 de noviembre ―conmemoración de la revuelta estudiantil contra la dictadura de los coroneles― los estudiantes de toda Grecia cantan a Theodorakis en las escuelas. Seguirá siendo así. Antes de cada manifestación en las huelgas generales, por megafonía seguirá sonando Tis dikaiosynis ilie noite.
Escribió además dos oratorios, el más celebrado es el Canto general, de 1973, inspirado en el poema épico-social de Pablo Neruda (…aquellos años del final del dictador español)
Entrando en las entrañas de ‘Zorba el griego’ Nikos Kazantzakis armó un relato para devolverle la vida a una persona que tenía en la cabeza desde hacía un cuarto de siglo, se propuso construir un artefacto mezclando paisajes -su Creta natal-, trama, y personajes secundarios (Bumbulina, la Viuda,…). Kazantzakis consigue una obra maestra. Y Michael Cacoyannis, capta la esencia del protagonista y logra una genial versión cinematográfica a través del mejor Anthony Quinn y de la música de Theodorakis.
Para alguna gente de la tertulia Zorba es en la novela la ensoñación del ‘hombre nuevo’, significa la utopía de una organización social inversa a la que nos impone el liberalismo y la sociedad de consumo, el sueño malogrado de un hombre, Kazantzakis, que en la última parte de su vida ve frustrados sus sueños, por el estallido de una nueva y despiadada guerra mundial, la segunda -él participó en la primera- y la destrucción de las esperanzas en un mundo nuevo.
La gente salió de este encuentro cultural viendo en Zorba una mezcla entre el Sancho Panza materialista y el Quijote idealista, ambos pasados por el sentido creador del pueblo llano. Zorba es tierno y distante; compasivo y burlón; leal e infiel. Un personaje para el recuerdo y la emulación.
Mikis Theodorakis es Zorba el griego