Se comentan en el barrio algunas deficiencias en la atención del nuevo Centro de Salud del barrio. Pero hay que elevar la queja. La atención primaria en el País Vasco está al borde de la saturación y no aguanta más
La mayoría de los 4.500 profesionales que dan vida al servicio en Osakidetza aseguran estar saturados, justo en el momento en el que, ya sin energía y «después de haber tirado como mulas durante año y medio», se encuentran con los problemas que ya acechaban a su servicio antes de la pandemia, pero acrecentados y enquistados. Enfado y malestar, son sus principales sensaciones. Una situación que no es nueva, con falta de médicos y profesionales de enfermería, «sin relevo generacional» y un montón de jubilaciones a la vista que dejan al sistema sanitario desnudo en el recibidor.
Dos médicos: Raquel González, en representación del colectivo Lehen Arreta Arnasberritzen; y Emma del Campo, vocal de Atención Primaria en el Colegio de Médicos de Gipuzkoa (Comgi); y un enfermero con 21 años de experiencia: Xabi Sanz, miembro de la Comisión de Atención Primaria del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa, hacen una radiografía de un servicio que ya contaba con su propio plan estratégico para su mejora desde 2019 y que está en crisis con una sociedad cada vez más envejecida y escasez de profesionales, sobre todo médicos.
Hablan de «recursos insuficientes y un montón de trabajo» que se traducen en una «peor atención» que incluso «pone en riesgo la salud de los pacientes». Según dicen, los propios pacientes son cada vez más conscientes de esta situación y las dificultades para obtener cita con el médico de cabecera de un día para otro son un buen indicador de ello. Sin embargo, lamentan que las quejas las reciben los administrativos primero, el personal de enfermería después y finalmente los médicos, de boca de los propios pacientes, que sin embargo, apenas realizan quejas formales ante la Administración.
¿Hay salida? ¿Qué debe cambiar? La Oferta Pública de Empleo (OPE) de 2022, mediante la cual se van a cubrir 1.499 plazas de Atención Primaria, entre ellas 350 médicos, no es suficiente en opinión de estos profesionales y, por si todo ello fuera poco, unas palabras del viceconsejero de Salud, José Luis Quintas, en una entrevista el 27 de octubre, agitó más el árbol. Según las afirmaciones del viceconsejero, Osakidetza tenía huecos libres en Atención Primaria por falta de demanda. «Fue un insulto», dicen los profesionales: «Indignante».
EL YUGO DE LAS PATOLOGÍAS AGUDAS
Raquel Fernández es la voz del colectivo Lehen Arreta Arnasberritzen, un colectivo que lleva desde 2017 trabajando por la mejora de la Atención Primaria. La pandemia ha causado un enorme daño a la Atención Primaria, en su opinión, y retomar todo ahora es un reto mayúsculo. «Tenemos la sensación de que todo va muy lento y que nos quieren mantener callados y controlados. No tenemos la sensación de que esas plazas sean para poner más recursos«, dice en referencia a la OPE.
Explica que «muchas plazas interinas» y que están cubriendo los propios médicos «como pueden» pasarán a tener dueño, sí, pero «luego tenemos el problema de que en los próximos cinco años vamos a tener muchas jubilaciones y no nos concretan cuántas. Por lo bajini, ya se habla de amortización de plazas de médicos de familia», lamenta Fernández.
La situación abarca a toda la atención Primaria, dice Fernández: «La enfermería está saturada y los administrativos no dan abasto. Un paciente puede llamar hasta siete veces sin que le atiendan. Hay una escasez de recursos total y absoluta, muchísima tarea con pocos recursos, que genera estrés, cansancio y desmotivación».
Además, insiste esta médica de familia, «ahora la población está con que no hay pandemia. El paciente está reclamando que se le vea en consulta: los diabéticos e hipertensos ya les toca hacerse sus revisiones, pero vemos que lo agudo nos come, hay demasiada patología aguda y no llegamos como quisiéramos a hacer la medicina preventiva» que requiere un ambulatorio, asegura Raquel. En su opinión, el deterioro se ha notado ya en los últimos «seis o siete años» y los sanitarios «no aguantan más».
SIN PODER SALIR A TU HORA
Emma del Campo también es médica. Ha estado 20 años como interina y lleva uno con plaza fija en el ambulatorio de Prim, en Donostia. Según dice, el malestar en la Atención Primaria es generalizado. «Desde antes de la pandemia está mal, con la agenda muy llena, mucha burocracia y sin poder salir a tu hora. A las tres es muy difícil irte cuando tienes gente en tu consulta. Los profesionales de Atención Primaria salen tarde de su trabajo y el sistema aguanta gracias a su esfuerzo del personal, pero todo ello se traduce en bajas y desmotivación«, lamenta. Es la pescadilla que se muerde la cola, porque la mala situación laboral favorece que «la gente esté de baja medicada, con ansiedad; nunca ha estado tan mal el ambiente», dice.
Desde su labor como vocal de Atención Primaria del Comgi, asegura que «llevamos mucho tiempo reivindicando un cambio de modelo en Atención Primaria. Desde todos los lados se viene diciendo. Lo que pasa es que no se hace. No se palpa. Y cada vez estamos más sobresaturados y empieza a afectar realmente a la profesión y a la seguridad de los pacientes. Estamos viendo mucha gente todos los días y muy agobiados. Antes de la pandemia, ya estábamos muy mal, salimos a la calle, hicimos huelga y bastante secundada… La situación es realmente comprometida y durante la pandemia hemos estado al pie del cañón; hemos seguido viendo a los pacientes y la gente ha estado muy implicada», dice Del Campo.
En su opinión, la «sobrecarga de trabajo ha sido brutal. No hay relevo generacional y mucha gente joven que se ha formado en medicina de familia, luego no se ha querido quedar, porque no es atractivo: está para ponerse el abrigo e irse. Muchos compañeros se están jubilando, porque no aguantan este ritmo. Viene un cambio de época. Ha subido el volumen de la demanda, la complejidad de los casos, y no damos abasto«.
La situación de falta de profesionales médicos sobre todo supone además otro reto. «Hemos tenido inestabilidad laboral años y años. Se han convocado después de la crisis de 2008 con cuentagotas las plazas y estamos cuatro y el del tambor. Estamos en el país con más facultades de Medicina y no hay facultativos suficientes. Los números no cuadran y vamos a tener un grave problema», dice Del Campo, quien asegura que «mis pacientes deberían poder verme en el mismo día», insiste.
AVALANCHA TRAS EL VERANO
Xabier Sanz es miembro de la Comisión de Atención Primaria del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa y trabaja también como enfermero en Donostialdea. Fue el primer sorprendido por las declaraciones del viceconsejero. ¿Falta de trabajo? «Nos sorprendió mucho, porque nuestra sensación es justo la contraria. En nuestro ambulatorio hay cosas que nunca han tenido lista de espera y ahora la tienen». Sanz explica que los médicos y enfermeros y enfermeras trabajan con las agendas del día llenas y listas de espera de uno o dos días. «Todas las citas para el día están a tope, vamos con atraso«, asegura.
También advierte de un «efecto llamada» tras la pandemia. «Ha habido una idea en la cabeza de la gente: es que no me han visto en mucho tiempo, y ahora quiero recuperar lo perdido». Y esa sensación de no presencialidad es errónea en muchos casos, dice, porque tras los meses duros de la pandemia, «se recuperaron las curas en domicilios, extracciones, visitas a casas, a hacer sintrones, mediciones de anticoagulación… «. La única presencialidad perdida, reconoce, es la de las personas crónicas, ya que «nos pareció que no era el ambiente más adecuado ir a un sitio al que te puedes infectar».
Y la realidad hoy es que «tenemos colas en los mostradores, que no ha habido nunca. Los administrativos están a dos manos. Atendiendo por teléfono y con una persona delante. Tenemos mucho más trabajo que antes de la pandemia, estamos a tope». Y la sensación de no llegar es doble, dice Sanz, porque «nos falta energía» ahora. «Hemos estado un año y medio tirando como mulas, y ahora que necesitábamos tranquilidad, nos viene la avalancha».
«Hay pocos médicos desde hace unos años. Y ahora mismo también pocos enfermeros, algo que en 20 años no he visto. Siempre hemos tenido una bolsa para hacer sustituciones, pero últimamente, hemos andado justos» para vacunar, hacer rastreos y las PCR, «que van a más,».
La situación actual, asegura este profesional, es de «colas en la entrada del ambulatorio a diario, consultas llenas y los médicos y enfermeros sin parar y sin poder terminar a las 15.00 horas.», lo que «nos mete más presión» y lastra el servicio: «No recuerdo un septiembre u octubre así ni antes de la pandemia».
Sobre el ‘pasaporte Covid’ que un Tribunal Superior de Euskadi no matrimonie con el Tribunal Supremo son palabras mayores.
Había un antecedente, el gallego. Y parece que nadie -ni en el ámbito político?, ni en la Fiscalía y ni en el propio TSJPV- se esperaba el baldón de hoy.
Una fuente judicial atribuye al ponente del auto, José Antonio González Saiz, que en el escrito ha prosperado, entre otras cosas, que solicitar el certificado de vacunación en los karaokes puede vulnerar el derecho… a la creación artística.
El día se ha cerrado con otro dislate: el Gobierno Urkullu no hace valer la vía todavía abierta, a través del recurso, ante el Supremo.
¿No será que Urkullu y sus ‘spin doctor’, ahora y siempre, sabían que el TSPV iba a tumbar todas sus medidas?
De esta manera el desastre va a cuenta del TSPV y sus campechanas señorías (Y toda la cuadrilla jeltzale tan contenta)
Llueve sobre mojado en la Atención Primaria
Hace años que nuestros compañeros médicos de Atención Primaria (AP) nadan a contracorriente en sus puestos de trabajo. Hemos alzado la voz en varias ocasiones para defender su derecho a trabajar en condiciones dignas, que aunque suponen cambios organizativos importantes, al fin y al cabo no son otras que la ampliación y la estabilización de las plantillas, unas agendas realistas y acabar con la sobrecarga de trabajo de los profesionales.
Tras casi dos años desde que llegara el Covid-19 a nuestras vidas y en nuestro caso también a nuestros trabajos, los compañeros y compañeras de AP no sólo nadan a contracorriente, sino que han comenzado a ahogarse y hay quien ya no consigue ni salir a flote. Y lo peor es que hay quien les mira desde la orilla sin dignarse a enviar ningún tipo de salvavidas.
Desde la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos de Gipuzkoa queremos hacer visibles los problemas diarios de los médicos de los múltiples centros de salud del territorio, para que pacientes y sociedad en general conozcan la situación a la que se enfrentan día a día e instar a las instituciones a realizar cuanto antes una reflexión para tomar las medidas pertinentes y realizar los cambios estratégicos necesarios.
Estos problemas son:
1. Agendas poco realistas, teniendo en cuenta el aumento de la presión asistencial que se ha dado a consecuencia del Covid-19 y el significativo aumento de las tareas por parte de los profesionales médicos, además del deterioro notable de la salud mental de los pacientes. Seguimos reivindicando que el tiempo es una de las herramientas vitales para atender a nuestros pacientes y que con prisas, con agendas repletas de visitas, llamadas y burocracia sin fin difícilmente vamos a poder atender como debemos a cada paciente. La inseguridad que sentimos en nuestra práctica clínica no hace más que aumentar cada día, al igual que el descontento y la frustración.
2. Falta de reuniones de equipo, algo que consideramos vital para compartir casos, intercambiar diagnósticos, dar solución a problemas o dudas del día a día, seguir formándonos… etc.
3. Empeoramiento de la docencia en los médicos residentes (MIR), ya que ante la situación de saturación ya mencionada hay médicos tutores que renuncian y evidentemente son contados los que se incorporan por lo que la formación MIR se ve comprometida.
4. Imposibilidad de la autoformación, tan importante para nuestro ejercicio profesional, actividades de investigación, entre otras cosas, lo que genera una clara falta de motivación en las y los compañeros.
No es de extrañar que ante este panorama muchos compañeros y compañeras decidan abandonar su profesión, su vocación, incluso tras haberse convertido en nadadores expertos ya no pueden más. Hay quien se marcha a otro país, hay quien decide realizar otra especialidad y dejar atrás el centro de salud o hay quien directamente decide cambiar de ámbito laboral. En una situación como la que vivimos, donde la falta de médicos con especialidad es un problema real, no podemos permitirnos esto.
Desde el Colegio de Médicos de Gipuzkoa hacemos un llamamiento urgente a las instituciones para que afronten de una vez por todas los problemas existentes en Atención Primaria y realicen los cambios organizativos que se requieran para garantizar tanto el buen quehacer de los profesionales sanitarios como la seguridad de todos los pacientes atendidos.
Está en juego la calidad asistencial de todos, pero también la supervivencia de nuestros compañeros/as. Manden los salvavidas ya.
Firman también este artículo los miembros de la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos de Gipuzkoa: Valentín Collado Espiga, Ignacio Eizaguirre Sexmilo, María Belén Alonso Macías, Mª Aranzazu Elícegui Sarobe, Víctor Irigoyen Murua, Ander Letamendia, Belén López Rubio, Carmen Solórzano Sánchez, Carlos Benito Gómez, Irune Alzola Elizondo, Iñaki Sanz Esquiroz, Mª Emma del Campo Pena, María Asunción Guerra Alonso, Xanthe Luna Harvey.
Los sindicatos SATSE, ELA, LAB, CCOO y UGT han convocado concentraciones a las 13.00 de este miércoles ante los centros de salud de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Consideran que la pandemia y su gestión están dando la puntilla a una situación que ya tenía graves problemas estructurales antes del covid.
La cita será ante cada centro de salud de Osakidetza, este miércoles a las 13.00. Los sindicatos SATSE, ELA, LAB, CCOO y UGT han convocado concentraciones de protesta ante la «insostenible» situación de la Atención Primaria en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y llaman a acudir a las mismas a toda la ciudadanía.
«La pandemia ha tensado aún más la situación de este nivel asistencial que ya antes agonizaba, ya que los problemas son estructurales y mucho más profundos y antiguos que la actual crisis sanitaria. Sin embargo, esta pandemia, además de precarizar aún más las condiciones de trabajo del colectivo y la calidad asistencial que se ofrece a la ciudadanía, se ha convertido también en una excusa para que Osakidetza aplique recortes y dificulte la accesibilidad de los y las pacientes a la sanidad pública», apuntan estos sindicatos.
El descontento tanto de los y las trabajadoras de Osakidetza como de la población, evidente en redes sociales y también en conversaciones a pie de calle en bares y comercios, tiene la ocasión de dar un nuevo paso para hacerse oír. Más en estos días en los que varios presidentes autonómicos, entre ellos el lehendakari Iñigo Urkullu, abogan por recuperar la mascarilla en exteriores y los toques de queda, al mismo tiempo que se necesitan hasta dos semanas para conseguir una cita médica.
Los sindicatos recuerdan que llueve sobre mojado. «Antes de la pandemia la plantilla ya secundó tres días de huelga en 2019 por la falta de inversión, los recortes en accesibilidad, la falta de oferta de servicios y escasez de profesionales. Osakidetza puso entonces encima de la mesa un documento de Estrategia de Atención Primaria que calificamos de erróneo e insuficiente, porque no ahondaba en el gran problema de la Atención Primaria: la falta de inversión desde hace décadas».
Una larga lista de carencias
El covid-19 no ha hecho sino apuntillar esta situación y «la falta de recursos, de organización y de planificación con los que la plantilla está haciendo frente a la sexta ola son un buen ejemplo de todo ello». Temporalidad, finalización de los contratos de refuerzo, descenso a la mitad de los equipos de rastreo, agendas saturadas, falta de susticiones para bajas y vacaciones, saturación de líneas telefónicas… un largo listado.
Frente a ello, las centrales denuncian que «el Gobierno Vasco no da pasos para solucionar los graves problemas señalados», y subraya que el proyecto presupuestario para 2022 «contempla una inversión para sanidad que supondrá gastar 16 millones de euros menos que lo efectivamente gastado en el ejercicio 2021».
Como medidas para paliar estos problemas los sindicatos plantean la necesidad de aumentar el presupuesto «hasta llegar a la media de la Unión Europea, el 7% del PIB»; reforzar las plantillas, ya que «hacen falta 1.000 plazas más»; reducir la temporalidad; racionalizar las cargas de trabajo y sustituir todas las ausencias desde el primer día.
Osakidetza ha insistido este mismo jueves que «la atención sanitaria está garantizada en todo Euskadi». Sin embargo, el Colegio de Médicos de Gipuzkoa ha denunciado casi de forma paralela «el deterioro de la atención sanitaria» tanto en los centros de salud como en los hospitales del territorio. La Junta de Gobierno del Colegio de Médicos está «verdaderamente preocupada» por la situación de la atención sanitaria en el territorio, que «durante los meses de verano no ha hecho más que agravarse», han manifestado en un comunicado.
En palabras de la presidenta del Colegio, Carmen Solórzano, «las y los médicos están al límite, muy desmotivados. Es una sensación general, tanto de los que ejercen en los centros de Atención Primaria como de quienes lo hacen en los distintos hospitales del territorio, donde la situación en algunos servicios es también insostenible».
Todo ello tiene «un resultado evidente», han dicho desde el Colegio: «El empeoramiento en la atención al paciente, algo que como guardianes de la salud de la población, nos preocupa enormemente. Los problemas como el cierre de algunos centros en verano o la falta de profesionales se acumulan y parece que nadie tiene voluntad de arreglar nada».
Así, la Junta de Gobierno del Colegio va a solicitar una reunión con la consejería de Salud para exponer todos los problemas detectados y varias quejas de facultativos, porque «mientras se pone de manifiesto una y otra vez la falta de médicos, no se está cuidando en absoluto a los que están»
El sindicato de enfermería Satse está «en desacuerdo» con las medidas adoptadas este verano por el Departamento vasco de Salud que, entre otras cosas, ha dejado la atención en veinte consultorios vascos –dos de ellos guipuzcoanos– solo con enfermeras por falta de médicos. La decisión, para Satse, no ha sido acertada, y reclaman «más recursos materiales y también profesionales. La enfermera acude a su centro a desempeñar sus competencias, pero si surge algo que necesita atención médica, se ve perjudicada la población», explican representantes del sindicato, porque los afectados «tendrán que desplazarse al centro de referencia para ser atendidos por el médico», al no tener sus consultorios este servicio durante algunas semanas de los meses estivales. En Gipuzkoa, por ejemplo, esta decisión de Osakidetza ha afectado a dos consultorios de la zona del Goierri-Alto Urola, que ya han recuperado la normalidad tras unas semanas solo con enfermeras.
«Sobrecarga de trabajo»
«Al estar sola, supone una sobrecarga de trabajo para la enfermera», denuncian desde Satse, que exigen que, «si se pide un aumento de competencias y responsabilidades, sea debidamente reconocido y bajo un marco jurídico seguro», además de que «haya un plan a medio-largo plazo en el que se contemple un aumento de los recursos tanto materiales como personales para paliar este problema estructural».
Este viernes mismo, el sindicato de enfermería denunció que «la grave precariedad» de las enfermeras que han sido contratadas de manera temporal este verano para hacer sustituciones «está poniendo en jaque» su salud y también su seguridad personal, «así como la atención sanitaria». La situación laboral de estas profesionales va «de mal en peor», insistieron desde el sindicato, porque «están sufriendo numerosos problemas y necesidades que, además de repercutir negativamente en la atención prestada, les generan riesgos, inseguridad y claras consecuencias en su salud física, psicológica y emocional».
Hace tiempo que desde Satse advierten de una falta de enfermeras, que ahora se ve acentuada con una escasez de médicos, según admitió el jueves la directora de Salud Pública, Itziar Larizgoitia, que insistió en que «el déficit de profesionales especializados afecta a todo el mundo, no solo a Euskadi o a España».
Precisamente el mismo jueves, desde el Colegio de Médicos de Gipuzkoa denunciaron «el deterioro de la atención sanitaria» tanto en los centros de salud como en los hospitales del territorio. «Los médicos están al límite, muy desmotivados. La situación de algunos servicios de los centros de salud es insostenible», defendieron, y aseguraron que van a pedir una reunión con la consejería de Salud del Gobierno Vasco para poner una solución a este problema.