Errege Magoak Aietera heldu dira/Los Reyes Magos han llegado a Aiete

REYES EN AYETE LUIS MICHELENA SAN SEBASTIAN 20220105

Aieteko Jauregian azaldu dira gaur goizean Meltxor, Gaspar eta Baltasar, eta herritar ugari hurbildu dira bertara ongi etorria ematera. Joselontxos Txarangaren musikaz lagunduta, auto klasiko batera igo eta hiriko auzoak bisitatzera abiatu dira.

Los Joselontxos han acompañado a los Magos

Melchor, Gaspar y Baltasar se han acercado esta mañana al Palacio de Aiete para darles la bienvenida. Acompañados de la música de la txaranga Joselonxos, se han subido a un coche clásico y se han lanzado a visitar los barrios de la ciudad.

Al fondo, a la derecha, la Txaranga

Gaspar «que ningún niño se quede sin regalos».

Melchor apelaba a que todo el mundo lleve puesta la mascarilla

REYES EN AYETE LUIS MICHELENA SAN SEBASTIAN 20220105

Baltasar recordaba a los niños «a la cama pronto a dormi

Un paje de Lantxabe «el ayuntamiento ha puesto Aiete en su agenda para la llegada de los reyes, pedimos a los Magos que recuerden a los munícipes las consideraciones que tienen pendientes con el barrio »

1 comentario en “Errege Magoak Aietera heldu dira/Los Reyes Magos han llegado a Aiete”

  1. Miguel Hernandez

    Por el cinco de enero,
    cada enero ponía
    mi calzado cabrero
    a la ventana fría.
    Y encontraba los días
    que derriban las puertas,
    mis abarcas vacías,
    mis abarcas desiertas.
    Nunca tuve zapatos,
    ni trajes, ni palabras:
    siempre tuve regatos,
    siempre penas y cabras.
    Me vistió la pobreza,
    me lamió el cuerpo el río
    y del pie a la cabeza
    pasto fui del rocío.
    Por el cinco de enero,
    para el seis, yo quería
    que fuera el mundo entero
    una juguetería.
    Y al andar la alborada
    removiendo las huertas,
    mis abarcas sin nada,
    mis abarcas desiertas.
    Ningún rey coronado
    tuvo pie, tuvo gana
    para ver el calzado
    de mi pobre ventana.
    Toda gente de trono,
    toda gente de botas
    se rió con encono
    de mis abarcas rotas.
    Rabié de llanto, hasta
    cubrir de sal mi piel,
    por un mundo de pasta
    y unos hombres de miel.
    Por el cinco de enero
    de la majada mía
    mi calzado cabrero
    a la escarcha salía.
    Y hacia el seis, mis miradas
    hallaban en sus puertas
    mis abarcas heladas,
    mis abarcas desiertas.

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