La tertulia, celebrada el pasado jueves 13, en la Casa de Cultura de Aiete, terminó con la sala de conferencias en éxtasis. Lola Arrieta dio la palabra a la concurrencia para hablar de ‘Nada’, una novela que la mayoría habían leído (uno o dos veces), pero la emocionante conferencia impartida dejó epatadas a las más de 60 personas -amigas y amigos- que componían el ‘club de lectura’
‘Nada’, estimaba la ‘charlista’, fue una ráfaga de viento fresco en medio de una época de hielo intelectual y artístico.
La recién terminada guerra civil tuvo consecuencias devastadoras para el país, para las familias, para la economía, para el arte. La represión franquista ocasionó el éxodo de gran parte de la élite intelectual.
Intelectuales que la Guerra Civil abocó al exilio | Aiete – Lantxabe – Katxola – Ayete
‘España era un erial’ subrayaba Lola Arrieta
Franco estableció todo un mecanismo de censura que vigilaba y perseguía la menor señal de crítica. En aquellas condiciones era muy difícil escribir.
Por otra parte, Barcelona conserva frescas en su memoria las crueldades de la guerra civil.
La novela de Carmen Laforet, galardonada con el primer premio Nadal, suscitó un enorme entusiasmo en una gran parte de la crítica literaria de aquel momento.
Lola leía que la novela se abre con este poema de Juan Ramón Jiménez.
Juan Ramón Jiménez, a su vez, mostraba su asombro por la calidad del libro y le envía una carta desde su exilio en Washington, en la que le agradece “la belleza tan humana de su libro, belleza de su sentimiento en su libro” y lo describe como “hecho de pedazos entrañables, como todo lo que hace la juventud, y con tanta generosidad de ofrecimiento público que me parece casi criminal poner en ello manos frías, manos muertas”.
En la velada, Lola Arrieta fue desgranando la novela, adelantando algunas cuestiones que las lectoras se podían haber planteado
Es una novela en ‘forma autobiográfica’ cuya acción transcurre en los primeros años de posguerra. La protagonista, Andrea, abandona su pueblo a los dieciocho años y va a estudiar a Barcelona, donde se aloja en casa de sus parientes y allí descubre que se trata de un grupo machacado por la guerra y la difícil situación en la que les ha tocado vivir, hambre y miseria, que les llevado al límite de la locura. La joven busca refugio en sus amistades universitarias, y se entiende y apoya en Ena
‘Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado y no me esperaba nadie. Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad de la noche’.
Así empieza Nada. Este párrafo, también leído por la conferenciante, contrasta con la llegada en barco de Laforet cuando arriba a la capital catalana, aunque el viaje es real, la familia de acogida es parecida, el lugar de la vivienda exacto, la asistencia a la universidad .
En la tertulia se presenta la degeneración de la familia de la calle de Aribau como un símbolo de las secuelas de la guerra civil y el poder opresivo de la dictadura de Franco. Al mismo tiempo, sin embargo, la censura oficial, tan estricta y sensible a cualquier crítica de la patria, autorizó la publicación del libro. Lola explicó que eran dos los miembros de la censura, uno la tachó de inmoral, el otro de insulsa …y adelante
La novela refleja la desesperanza que llena el ambiente de la ciudad de Barcelona en los primeros años de posguerra. La recreación de aquella realidad es tan sugestiva que la familia de la calle de Aribau, llena de conflictos y gravemente afectada por el hambre y la pobreza, llegó a ser considerada un símbolo de las consecuencias que tuvo la guerra para los españoles. Nos decía la moderadora de la tertulia que Carmen Laforet, proponiéndoselo o no, ha trazado en Nada un cuadro acabado de las circunstancias que se aunaron en España en 1936 hasta degenerar en un duelo fratricida. (Al final de su intervención leyó un texto de Miguel Delibes que contiene parecida opinión)
En Nada, subrayó Lola, la protagonista va contando poco a poco detalles de su vida, la cual nunca llega a concretar ni a resolverse, viéndose así envuelta en un halo de misterio, dejándolo todo a la imaginación del lector. Y esto es lo que considera Delibes un gran acierto de Carmen Laforet, que es una gran narradora no por todo lo que dice, sino por todo lo que calla.
Y esto lo viene valorando Lola a lo largo de sus 16 años de tertulias. En eso consiste precisamente la técnica de la elusión: no decir, sino sugerir; no explicitar, más bien reducir el cuadro a sus trazos principales para que el resto de la pintura lo ponga la mirada del lector o lectora. Que sea ella, que sea su perspectiva, la que recomponga la obra en su interior. De esta manera, la obra no está acabada si no participa en ella el lector, poniendo en ella su mirada y su interpretación.
También es habitual en Lola destacar la figura del narrador (primera, tercera persona, ambas)
La historia contada en tercera persona por Laforet hubiera sido diferente; al contarla en primera persona, la narradora se confunde con la protagonista, y subraya esaforma autobiográfica que se entrecomilla más arriba. El punto de vista de Carmen se identifica con el de Andrea. La primera persona da más dramatismo a la acción, porque presenta la historia -una historia tremenda, brutal- como algo vivido por la misma narradora en sus propias carnes. (Ver video de más arriba: ‘Narradora en primera persona’)
Otra pregunta que adelantó la conferenciante es si Carmen Laforet, por haber crecido en las Islas Canarias, vivió, en primera persona, las atrocidades de la guerra. Las Islas fueron conquistadas por el franquismo sin trincheras, aunque como en otras regiones españolas, con una gran represión posterior.
Al final de la exposición de Lola, las componentes de la tertulia se quedaron ‘boquiabiertas’ y no hubo debate. Este tuvo lugar después del visionado de Calle Mayor que, como rige el canon de estos ciclos de literatura y cine, novela y película contienen temáticas similares, en este caso, la vida social en la España gris del franquismo, y ahora sí, las tertulianas mostraron la vida que les tocó en aquellos años: cómo era la vida familiar, la dependencia del marido, el ‘servicio social’: corte y confección…
La presentadora terminó su exposición poniendo en pantalla fotos de Juan Ramón Jiménez y de Miguel Delibes, mientras leía la opinión de estos dos grandes escritores, de estos dos grandes hombres, y los asistentes asistían emocionados