Tras la polémica que se ha montado aportamos un mínimo de objetividad con la mejor intención
Alberto Garzón ha publicado sin cortes lo que dijo en su entrevista en ‘The Guardian’
La entrevista tuvo lugar el 14 de diciembre y fue publicada el 26 de diciembre. El bulo comenzó el 3 de enero impulsado por el lobby de ciertas grandes empresas que promueven macrogranjas contaminantes… con el apoyo del PP y el conglomerado de la ‘derechona española’
Medios, plataformas digitales y políticos han fomentado que la patraña contra Garzón se haga gigante, el presidente del Gobierno ha podido pararla, pero la ha dejado correr.
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¿Qué son las macrogranjas?
Las macrogranjas son instalaciones de ganadería intensiva que acogen a miles de cabezas de ganado en una única instalación. Son granjas de ganadería con gran cantidad de animales cuyo alimento procede de Sudamérica, donde la producción de pienso es muy barata. Los animales de las macrogranjas no salen al campo en ningún momento
¿Qué diferencia la ganadería intensiva y la extensiva?
En la ganadería intensiva los animales se alimentan de piensos y viven en naves industriales. En la extensiva, se alimentan de pastos y no viven continuamente en lugares cerrados. Una macrogranja es ganadería intensiva elevada a su máxima expresión.
¿Qué efectos negativos tiene una macrogranja en la población?
Los principales son la contaminación del suelo y las aguas, además de los malos olores.
La contaminación se produce por la generación de purines, es decir, excrementos mezclados con agua. Estos, cargados de nitratos, van a parar a unas balsas que al ser vaciadas diezman los terrenos agrícolas y contaminan el agua de los acuíferos.
El ecosistema en torno a las macrogranjas no puede asimilar la inmensa cantidad de orines y otros desechos de los animales. La regulación establece que el ganadero debe distribuir los purines para que no contaminen el suelo y el agua
En algunas zonas cercanas a algunas macrogranjas no se puede beber el agua de grifo por la filtración de nitratos. Las macrogranjas tienen otros efectos indirectos como la zoonosis —enfermedades que se transmiten entre los animales vertebrados y el hombre— o la deforestación en las zonas del mundo que producen los piensos.
Los promotores de las macrogranjas defienden los puestos de trabajo que genera esta industria en zonas despobladas, pero un estudio reciente de Ecologistas en Acción señala que no están fijando habitantes. El texto analiza centenares de municipios de menos de 5.000 vecinos alejados de grandes ciudades donde hay una gran carga porcina intensiva —de 5.000 a más de 100.000 animales— y los compara con otros cercanos y con población similar pero sin estas instalaciones. En el 74% de las comparativas, las localidades con estas macrogranjas pierden más población o ganan menos habitantes que las que no las tienen. El olor es insoportable, nunca te acostumbras.
La supuesta carne barata lo es porque externaliza la contaminación que genera y los gastos sanitarios. Paga poco en costes laborales y necesita de unos piensos que tienen un coste medioambiental para el planeta. Es un modelo que tiene muchas externalidades y sus consecuencias las asumen quienes viven en el mundo rural. Es pura economía de escala. Generan tanto con tan pocos costes que pueden bajar muchísimo los precios, lo que hace mucho daño a los productores locales. Lo que vemos es que están desapareciendo esas explotaciones pequeñas y están aumentando las macrogranjas.
¿Qué medidas se están tomando contra estos proyectos?
Tanto el Gobierno central como varios ejecutivos autonómicos están dando pasos para detener la extensión de macrogranjas. El Ministerio de Agricultura trabaja en un decreto ley para regular el tamaño de las granjas de vacuno: el texto, en fase de consulta pública, limita la capacidad máxima de la explotación a 850 unidades de ganado de gran tamaño para las granjas de bovinos.
En una línea parecida, Castilla-La Mancha ha anunciado una moratoria que prohíbe la construcción de nuevas macrogranjas y la ampliación de las existentes hasta diciembre de 2024; Aragón ha presentado un proyecto de ley que limita el tamaño de todas las explotaciones ganaderas intensivas; Navarra prohíbe la construcción o ampliación de explotaciones con más de 1.250 unidades de vacuno, y Cataluña ha tomado medidas para impedir el desarrollo de nuevos proyectos.
¿Y en otros países?
La problemática de las macrogranjas también se está analizando en otros países europeos, aunque apenas se están tomando medidas para pararlas. El nuevo ministro de Agricultura alemán ha anticipado que luchará contra los precios basura de la carne que permiten las macrogranjas del país. Y el presidente francés, Emmanuel Macron, ha defendido la necesidad de una transformación del modelo productivo y de consumo. Sí se están dando pasos concretos en Holanda, que subvenciona desde 2019 la clausura voluntaria de granjas de diversos tamaños cercanas a zonas pobladas para evitar las molestias de los olores y ha creado un ministerio para reducir el impacto de las granjas porcinas.
¿Qué dijo el ministro de Consumo?
En una entrevista en el periódico británico The Guardian publicada el 26 de diciembre, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, dijo que las macrogranjas contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan carne de mala calidad de animales maltratados, y calificó como medioambientalmente sostenible la ganadería extensiva. Son declaraciones parecidas a las que ha hecho en otras ocasiones y que no habían generado tanto revuelo mediático. Por ejemplo, en julio de 2021, dijo en LaSexta que el modelo de macrogranjas supone poco empleo, maltrato animal, contaminación de suelo y agua y además está destruyendo a nuestra ganadería extensiva.
«Un informe médico alerta de las consecuencias para la Salud Pública de las macrogranjas», rezaba un tuit lanzado por… ¡el Partido Popular de Castilla-La Mancha! Fue en 2018, y llevaba como remate la etiqueta #PageMiente. De poco ha servido a los torpones responsables de las redes sociales genovesas borrar el mensaje. El pantallazo ha corrido como la pólvora. Lo gracioso es que pese a haber quedado como Cagancho en Almagro, bellísima ciudad manchega, el PP se ha lanzado a negar la mayor. «En España no hay macrogranjas», es la nueva consigna de quienes anteayer denunciaban (con buen criterio, diré) los riesgos que acarrean. ¿Se puede ser más cínico, es decir, hipócrita? Y lo cierto es que sí, claro que para ello hay que estar dotado de una jeta de alabastro como la de Emiliano García-Page.
A estas horas, ya sabrán que el zascandil que preside Castilla-La Mancha se ha destacado junto al no menos figurón Javier Lambán, presidente de Aragón, como atizador mayor del ministro cuyo nombre no me voy a molestar en escribir. El baronet socialista le acusaba, entre otras cosas, de ser un liante cuya ociosidad le llevaba a montarlas pardas. Lo gracioso a la par que revelador de la calaña del personaje es que él mismo escribió hace solo un mes el tuit que les copio y pego: «Vamos a aprobar una normativa con rango de ley y carácter indefinido que establecerá una moratoria en la implantación de #granjas y #macrogranjas en #CLM para establecer un diálogo sereno con las distintas instituciones y colectivos interesados. Democracia es escuchar». Como acompañamiento, un vídeo en el que, sobre imágenes de esos centros de producción de carne al por mayor, él mismo se explayaba al respecto. ¿Estaba matando moscas con el rabo como dijo que tenía la costumbre de hacer el titular de la cartera de Consumo?
PURO SENTIDO COMÚN – En realidad, lo que el demagogo García-Page estaba haciendo, igual que el PP de su comunidad en el otro tuit arriba citado, era situar el foco en el tremendo problemón que supone la multiplicación de megafactorías de carne de producción rápida, barata y sin miramientos. No es algo que afecte a una región o a un estado concreto. Ocurre en toda la Unión Europea. De hecho, se da en prácticamente todo el mundo. Denunciar el daño que hacen en muchos aspectos (medioambiental, sanitario, demográfico y laboral, como poco) no debería ser ni de izquierdas ni de derechas. Es puro sentido común y coherencia con los principios de sostenibilidad que todos se jactan de secundar.
Las muy oportunas declaraciones del ministro Alberto Garzón en las que criticaba las macrogranjas han levantado una polvareda de tales dimensiones que ha acabado por llegar a Euskadi. Tanto es así que el pasado jueves la consejera se reunió en Aia con los sindicatos agropecuarios vascos. En este encuentro se consensuó un manifiesto en defensa de las pequeñas y medianas ganaderías familiares, precisamente como un modelo opuesto al de las explotaciones intensivas con miles de reses estabuladas.
En Gipuzkoa no hay grandes granjas de vacas para carne, pero sí pueden llegar al centenar de animales. Es decir, el bucólico mundo del caserío con apenas cuatro reses prácticamente ha desaparecido, pero estamos lejos de instalaciones como la de Caparroso, con 7.000 vacas, o la que se pretende abrir en Noviercas (Soria), con 20.000.
Los sindicatos vascos ven con recelo este tipo de explotaciones por su impacto negativo en el precio de la carne y, en consecuencia, la competencia que supone para los baserritarras. No obstante, subrayan que la ganadería intensiva responde a la demanda de una parte significativa de los consumidores que sacrifica la calidad por el precio.
Lo que Page y Lambán no cuentan sobre la industria cárnica
García-Page y Javier Lambán se han visto en medio de polémicas relacionadas con dos mataderos situados en sus comunidades
14 enero 2022 Una lectura de 5 minutos
Ha dicho Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, del PSOE, que el tamaño no importa. Se refería a las macrogranjas y la polémica surgida en torno a las palabras falseadas del ministro de Consumo, Alberto Garzón. El tamaño no importa, dice, sobre gigantescas explotaciones donde la cantidad de animales que se hacinan en su interior son la causa del problema de bienestar animal o de contaminación de suelos y aguas debido a las toneladas de purines que se producen dentro. Y en un momento en el que su propio gobierno ha prohibido nuevas aperturas o ampliaciones en el territorio castellanomanchego hasta 2025.
En otras ocasiones, el tamaño sí ha importado al presidente de CLM; por ejemplo, a la hora de decidir si se puede o no se puede hablar mal de una empresa. Sucedió en marzo de 2018, cuando García-Page pidió que no se hablase mal de Incarlopsa, el proveedor cárnico de Mercadona, con sede en su comunidad. El motivo: la cantidad de puestos de trabajo que la compañía tiene en Castilla-La Mancha.
Al gobierno de García-Page, en realidad, nunca le ha gustado que se hable mal de Incarlopsa, ni aunque lo hagan los veterinarios de la Junta para denunciar irregularidades. Ocurrió en 2016. Dos funcionarios del área de veterinaria de la Consejería de Sanidad de la Junta denunciaron que en el matadero de Tarancón (Cuenca), perteneciente a Incarlopsa, se incumplía la normativa de bienestar animal, ya que no se estaba atendiendo de forma correcta a los animales antes de matarlos, que es algo a lo que obliga la legislación.
Estas consideraciones no gustaron a Incarlopsa y la propia empresa pidió a la Junta de Castilla-La Mancha que ambos veterinarios fuesen apartados de sus puestos de trabajo. “Petición que, sorprendentemente, la Administración se apresuró a satisfacer por la vía cautelar”. El entrecomillado pertenece al Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, que dos años después acabó condenando a la Junta por apartar a dos veterinarios que simplemente habían hecho su trabajo. Tanto Incarlopsa como la Junta también fueron condenadas a pagar las costas judiciales.
Entre 2016 y 2017, Incarlopsa donó 400.000 euros a la fundación Impulsa, la entidad que gestiona la publicidad del gobierno de Castilla-La Mancha. Un año después, García-Page pedía que nadie hablase mal de la empresa.
Lambán y el presunto capo de la carne
Por aquellos años, la carne también hacía negocio en Aragón. Agosto de 2017. Un grupo cárnico italiano tenía prácticamente tomada la decisión de instalar un macromatadero en Binéfar, en Huesca. El presidente socialista de Aragón, Javier Lambán, anunció algunos días después que se iba a aprobar la declaración de interés autonómico para el proyecto. Además, añadió que la empresa iba a poder optar a las ayudas de la agroalimentación, así como a las vinculadas al INAEM. La empresa iba a crear “más de 600 empleos directos” e iba a invertir 70 millones de euros, como se recogía en la propia web del Gobierno de Aragón.
El proyecto, además, benefició al alcalde de la localidad, también del PSOE. Alfonso Adán, primer edil de la ciudad, admitió que su empresa de seguros hizo negocios con el matadero, si bien nunca ha llegado a explicitar la cantidad económica que recibió por los trabajos. El ayuntamiento tenía que tomar la decisión en aquellos momentos de bonificar o no el 50% sobre el impuesto de construcciones, instalaciones y obras (ICIO), lo que supondría un ahorro para los carniceros italianos de casi 400.000 euros. Tras desvelarse los negocios del alcalde, que no pretendía inhibirse de la votación, esta fue atrasada y, finalmente, rechazada al no cumplir con los requisitos.
Y hubo más beneficiarios. Según contó el diario Público en su momento, las labores inmobiliarias le fueron adjudicadas a la presidenta de la agrupación comarcal del PSOE, Rosa Altabás; parte de los terrenos en los que se iban a situar las instalaciones fueron adquiridos al concejal Txema Isábal, de Cambiar Binéfar; y la seguridad le fue contratada al número 2 de la policía local, Antonio Díez, que llegó a patrullar por las instalaciones del matadero con un uniforme de una empresa de seguridad.
Al frente de este proyecto se situaba Piero Pini, un magnate de la carne que estaba siendo investigado en Polonia acusado de estafa por sus actividades empresariales en el país, según informó el diario Público. Unos hechos que la administración aragonesa conocía.
Algún tiempo después, en 2019, Piero Pini fue arrestado por la policía húngara y estuvo en prisión preventiva desde marzo hasta diciembre de ese año acusado de fraude fiscal. El fiscal húngaro les pide a él y a su hijo Marcello tres años y medio de cárcel. Entre las últimas noticias que se conocen, Pini fue nuevamente arrestado en Hungría el pasado año por supuestamente sobornar a un abogado.
Aunque Piero Pini fue el impulsor del matadero en Aragón, la empresa que lo gestiona está a nombre de otros de sus hijos, lo que sirve a los socialistas aragoneses para excusarse.
Después de varios días escuchando los calificativos dedicados al ministro de Consumo, entre los que piensan que es un “golfo” y quienes creen que se ha equivocado, podemos estar casi seguros que la entrevista de Garzón en el periódico británico The Guardian no va a generar ningún cambio inmediato en las políticas públicas sobre la ganadería, aunque sí mucho ruido en las elecciones autonómicas de Castilla y León. Tampoco habrá ningún cambio sobre la alimentación, ni, por supuesto, los sistemas de producción de alimentos que es lo que está detrás de todo este lío que se ha formado después de que el ministro de Consumo pusiera en cuestión las “macrogranjas”. Lo que ha pasado estos días retrata bien una forma de organizarnos políticamente muy poco eficiente, que nutre la polarización política, banaliza la ciencia y genera desconfianza entre la mayoría de la gente, además de inacción política.
El 03-09-2021 el Diario de Noticias de Navarra publicaba un interesante articulo titulado -EL MAR MENOR EN NAVARRA- con la memoria de la red de calidad de aguas subterraneas año 2020 en los pueblos limitrofes a la macrogranja de Caparroso, son ya varios los que por tener sus acuefiros contaminados han de abastecerse del agua para consumo de lugares cada vez mas lejanos.
Es recomendable su lectura para comprender el daño que producen.