La conferencia de Antonio Dupla despertó muchas ilusiones en la organización del ciclo literario ‘Canto a Italia’; la expectación creada impresionó a propios y extraños
Desde un cuarto de hora antes de la hora anunciada para el inicio del acto, la Casa de Cultura era un hervor de gente. Enseguida hubo que ampliar el aforo y poner nuevas sillas en el salón de actos. Más de 100 personas esperaban interesadas la intervención del profesor de la Universidad del Pais Vasco
Antonio Duplá, es licenciado en Filosofía y Letras (Historia) por la Universidad de Zaragoza (1978), Doctor en Historia por la misma Universidad (1987) y Profesor de Historia Antigua en el Departamento de Estudios Clásicos de la Universidad del País Vasco.
Desde el primer momento se estableció una corriente de complicidad entre el público, Lola Arrieta, que presentó el acto con su saber hacer y simpatía, y el doctor en Historia
Lola, como alumna, recordó que Antonio es un magnífico profesor de las ‘Aulas de la Experiencia’, por lo que muchas de las personas asistentes le conocían y admiraban
Duplá es especialista en la República romana, conocedor, por tanto, del mundo etrusco; sus investigaciones se han orientado también hacia la historiografía moderna sobre el mundo antiguo y el clasicismo moderno, en particular en su relación con el fascismo.
Empezó la conferencia situando geográficamente al pueblo etrusco (asunto de una conveniencia particular porque Lantxabe ha organizado su viaje a la Umbría y Centro de Italia y el evento está asociado al ‘Ciclo’)
Los etruscos o tirrenos fueron un pueblo de la Antigüedad cuyo núcleo geográfico es el centro de Italia, nos decía Dupla. Desde la Toscana se extendieron hacia Umbría y, por el sur, hacia el Lacio y la parte septentrional de la Campania, donde chocaron con las colonias griegas de la Magna Grecia (sur de Italia); hacia el norte de la península itálica ocuparon la zona alrededor del valle del río Po, en las actuales regiones de Emilia-Romaña, Lombardía y la parte sur del Véneto.
Eran llamados ‘Tirrenos’, por los griegos; etrusci, por los romanos; ellos se denominaban a sí mismos Rasenas.
Etruria está caracterizada por una etnia, una lengua, una cultura, unas costumbres, pero no formó un estado. Los etruscos se organizaron en ciudades-estado, cada una de las cuales —las pertenecientes a la liga— pasaron de una monarquía a una república oligárquica. [Como los griegos, formaban ciudades autónomas que se asociaban para defensa de interesa comunes]
Nos decía Antonio que los etruscos llegaron a ser una gran potencia naval en el Mediterráneo occidental, lo cual les permitió establecer factorías en Cerdeña y Córcega, mientras comentaba el mapa proyectado en la pantalla. Sin embargo, hacia el siglo V a. C. comenzó a deteriorarse fuertemente su poderío, en gran medida al tener que afrontar, casi al mismo tiempo, las invasiones de los celtas, desde el norte, y la competencia de los cartagineses para los comercios marítimos, desde el sur.
Su derrota definitiva, por los romanos, se vio facilitada por tales enfrentamientos y por el hecho de que, los rasena (o etruscos), nunca formaron un estado sólidamente unificado sino una especie de débil confederación de ciudades de mediano tamaño.
El profesor resumía que eran, en cierto modo, predecesores de Roma y herederos del mundo helénico, su cultura (fueron destacadísimos orfebres, así como innovadores constructores navales) y sus técnicas militares superiores, hicieron de este pueblo el dueño del norte y centro de la península Itálica desde el siglo VIII a. C. hasta que en el siglo IV a. C., Etruria fue gradualmente conquistada y absorbida por la República romana y, los etruscos, al igual que los demás itálicos, federados por los romanos, se volvieron en parte integrante de la Italia romana.
En otro momento de la Conferencia, Antonio destacó dos teorías sobre el origen de los etruscos
La teoría orientalista, propuesta por Heródoto, siglo V, que cree que los etruscos llegaron desde Lidia hacia el siglo XIII a. C. Para demostrarlo se basó en las supuestas características orientales de su religión y costumbres.
La teoría autóctona, propuesta por Dionisio de Halicarnaso, -los dos proceden de la misma ciudad pero Dionisio es del siglo I a. C. – consideraba que los etruscos eran oriundos de la península itálica. Para argumentarlo, esta teoría explica que no hay indicios de que se haya desarrollado la civilización etrusca en otros lugares o que, entre otras bases, el estrato lingüístico es mediterráneo y no oriental.
Sin embargo, enfatizó en la relación cultural que hubo entre el pueblo etrusco y Anatolia, los etruscos adoptaron muchos rasgos culturales orientales provenientes de aquella región (Como veremos, más abajo, en ‘el hígado de Piacenza‘)
Recomendó el libro de Christopher Smith, “Los etruscos: una breve introducción” publicado en Alianza. Y pidió permiso para leer una cita
El profesor, con sencillez, apoyándose en las citadas transparencias proyectadas en la pantalla desgranó algunas características de la sociedad etrusca
Una.- Etruria se conforma en federaciones de doce ciudades unidas por lazos estrictamente religiosos, lo que es llamado Dodecápolis, o Liga etrusca a la que se sumarían la Etruria padana y la Etruria campania, pero esta alianza no es política, ni militar y cada ciudad es en extremo individualista.
Dos.- La estructura política es, en un principio, la de una monarquía absoluta, donde el rey distribuye justicia, actúa como sumo sacerdote y comandante en jefe del ejército. A partir del siglo IV a. C. se da una transición donde el gobierno es una dictadura de corte militar, la cual desemboca en una República, en esencia oligárquica, con magistraturas colegiadas, donde gobierna el hombre más anciano perteneciente a la familia más rica, que contaba con el apoyo de un senado fuerte y estable y la participación de una asamblea popular en representación del pueblo.
Tres.- En la pirámide social etrusca podemos distinguir cuatro escalafones:
- En primer lugar estaban los terratenientes, miembros de la oligarquía.
- En segundo lugar, artistas y artesanos ligada por lazos de clientela a los anteriores.
- En tercer lugar, extranjeros, generalmente griegos, que eran también artesanos y mercaderes.
- Por último, los esclavos. Los siervos de los etruscos no actuaban como individuos sino como grupos sociales, eran miembros del servicio doméstico o agrario.
El historiador romano Tito Livio habla de que antes de que Roma conquistara a los diversos pueblos que habitaban las tierras italianas, los Etruscos ya extendían sus territorios entre los Mares Tirreno y Adriático, además de obtener recursos gracias a ciudades ubicadas en las regiones de la Padana y la Campania.
En un momento de su conferencia Duplá habló de la situación social de la mujer entre los etruscos, mucho más libre que entre griegos y romanos; hay que recordar que para los helenos y latinos las mujeres estaban absolutamente subordinadas a los varones.
La mujer etrusca, al contrario de la griega o de la romana, no era marginada de la vida social, sino que participaba activamente tomando parte en los banquetes, en los juegos gimnásticos y en los bailes, y sobre todo ayudaban en las labores de la vía pública.
El profesor se detuvo en darnos algunos retazos de las alianzas y enemistades de los etruscos
Ellos eran un pueblo netamente comerciante, se aliaron y repartieron las zonas de influencia marítima con los fenicios, en contra de los helenos. Hacia el siglo VI a. C. estrecharon relaciones con Corinto y cesó la hostilidad con los griegos. Sin embargo, en el 545 a. C. se aliaron con los cartagineses nuevamente contra los griegos.
En cuanto a lo continental, tuvo numerosos enemigos. Desde un principio, la Liga Latina (con Roma de aliada o a la cabeza de la misma), en el Lacio; en la Campania los samnitas; en las costas e islas los siracusanos y cumitas y en las llanuras del Po los pueblos celtas serán enemigos de Etruria.
Hacia el 295 a. C. una liga de etruscos, sabinos, umbros y galos cisalpinos combatió contra Roma, saliendo esta última victoriosa.
Contra Cartago los etruscos forman alianza con Roma. Tras el triunfo de esta alianza, comienzan a ser absorbidos por los romanos.
Idioma etrusco y Literatura etrusca.
El etrusco es una lengua no emparentada con las lenguas indoeuropeas. Su fonética es completamente diferente de la del griego o del latín
El etrusco utilizaba la variante calcídica del alfabeto griego, por lo que puede ser leído sin dificultad, aunque no comprendido.
Las principales evidencias de la lengua etrusca son epigráficas, que van desde el siglo VII a. C. (se dice que los etruscos empezaron a escribir en el siglo VII a. C. pero su gramática y su vocabulario difieren de cualquier otro del mundo antiguo) hasta principios de la era cristiana.
Antonio destacó que conocemos unas 10 000 de estas inscripciones, que son sobre todo breves y repetitivos epitafios o fórmulas votivas o que señalan el nombre del propietario de ciertos objetos.
Presentó una transparencia sobre la inscripción de Pyrgi, encontrada en 1964, sobre láminas de oro que presenta la peculiaridad de ser un texto bilingüe en etrusco y púnico-fenicio y que ha ampliado considerablemente nuestro conocimiento de la lengua.
Seguramente la inscripción de Pyrgi es la única inscripción etrusca razonablemente larga que podemos traducir o interpretar convenientemente gracias a que el texto púnico que parece ser una traducción casi exacta del texto etrusco es perfectamente traducible.
Si ponemos en relación el viaje a Etruria (Umbría) y ‘Arte etrusco’ (próxima conferencia de Ana Sanchez-Lassa), Duplá destacó el arte funerario y su relación en la pintura y escultura, destacándose sus terracotas y la talla de una piedra local llamada «nenfro».
(Ver figuras editadas más adelante y que fueron proyectadas por el charlista)
Desarrollaron una importante industria orfebre, trabajaron el bronce, su metalurgia se caracteriza por sus grabados, graneados, filigranas y repujados. Todos estos productos fueron base para la exportación tanto hacia el norte de Europa como hacia Oriente. Otro punto importante es la pintura donde varias escuelas produjeron frescos admirables, pero la misma tiene temas marcadamente narrativos, anecdóticos y principalmente funerarios. El arte etrusco, como otras artes del Mediterráneo Occidental, se vio influido fuertemente por el arte de la Grecia Clásica; pero el busto propiamente dicho difiere del «busto» griego, en este último la persona retratada suele estar idealizada, no así en el genuino busto etrusco. Los colores preferidos en la pintura por los etruscos fueron el rojo, verde y el azul, al parecer porque les asignaban connotaciones religiosas.
El profesor presentó varias trasparecías:
Del Apolo de Veyes, escultura del dios Apolo del siglo VI a. C., en su aspecto actual y pintado
De la ‘Loba Capitolina‘. célebre escultura que ha llegado en cierto modo a ser un símbolo de Roma, sin embargo ahora se duda de que se trate de una obra etrusca. Se sabe desde hace tiempo que los dos niños que representan a Rómulo y Remo, fueron forjados y añadidos en el s XVI y se está estudiando que la loba no sea de esa época también
Del ‘sarcófago de los esposos‘: fechado hacia el 520 a. C. Fue encontrado en una necrópolis en Cerveteri. Construido en terracota, la tapa del sarcófago representa una pareja recostada en un triclinio.
Del hígado de Piacenza que es un artefacto etrusco, modelo de bronce de tamaño natural de un hígado de oveja cubierto con inscripciones etruscas. El hígado se subdivide en secciones con el fin de realizar la hepatoscopia, que etimológicamente quiere decir examen del hígado
La predicción mediante el examen del hígado, generalmente de una oveja, fue una de las técnicas adivinatorias populares de aparición más temprana entre los pueblos mesopotámicos, tanto los asirios como los babilonioslas
El ‘hígado de Piacenza`’ es un paralelo conceptual sorprendente a los modelos de arcilla de hígados de oveja conocidos del Antiguo Cercano Oriente, reforzando la evidencia de una conexión (ya sea por migración o simplemente por contacto cultural) entre los etruscos y la esfera cultural de Anatolia.
De la ‘Quimera de Arezzo‘: fechada entre 380 a. C. y 360 a. C. La quimera, según la mitología romana, fue abatida por Belerofonte, a lomos de su caballo Pegaso. Tras su descubrimiento en 1553 se convirtió en símbolo de la toscana.
…Y con ocasión del viaje a Umbría se visitarán también principales ciudades de origen etrusco
Perugia
En el ‘Museo Archeologico Nacional de Umbria’ se encuentran colecciones de la prehistoria de Etruria y Umbría que incluyen urnas funerarias, sarcófagos, bronces etruscos y una enorme gama de amuletos que se usaban en el sur de Italia con fines religiosos y protectores. Se cree que el Cippo di Perugia, una estela de travertino del siglo III a. C., era un contrato de propiedad etrusco.
Cortona y el Museo de la Academia Etrusca, espléndida colección de arte etrusco en la que destaca una lámpara de bronce del siglo V a.C.
Orvieto, que fue un importante enclave etrusco.
El Museo Faina tiene una colección etrusca especialmente rica, con urnas funerarias de terracota y un raro sarcófago del siglo IV a.C. Visitaremos también la necrópolis etrusca Del Crocifisso del Tufo
Viterbo la Piazza de San Lorenzo, plaza medieval, construida sobre una acrópolis etrusca
Tuscania, una poderosa ciudad etrusca, y Tarquinia, que en el pasado fue la metrópolis de Etruria, capital de la gran Liga Etrusca. Queda de la antigua ciudad la necrópolis y sus frescos, trozos de columnas de la acrópolis y obras de arte en los museos.
Tarquinia fue uno de los más antiguos e importantes asentamientos de ladodecápolis etrusca. Se dice que ya era una ciudad floreciente cuando Demarato de Corinto llevó allí a sus trabajadores griegos.
Era la ciudad principal de Etruria, y aparece en la temprana historia de Roma como el hogar de dos de sus reyes, Tarquinio Prisco y Tarquinio el Soberbio.
Cerveteri, la antigua Caere que fue una poderosa ciudad etrusca. En el siglo IV comenzó su declive y hubo que esperar hasta el siglo XX para que se iniciaran las excavaciones que sacaron a la luz importantes hallazgos de arte etrusco, la mayoría de los cuales se exponen en la Villa Giulia de Roma.
La Necrópolis de Banditaccia, a dos km al norte de Cerveteri, una soberbia necrópolis que constituye un importante testimonio de la cultura funeraria etrusca. Está organizada como una ciudad, con numerosos túmulos junto a la calle principal que albergan tumbas del siglo VII a.C. Un vestíbulo da paso a cada cámara funeraria, que suele contener dos lechos, uno al lado del otro.
Una de las tumbas sin túmulo es la Tomba delle Rillievi, cuyos bajorrelieves de estuco muestran cómo vivían los etruscos. Las tumbas de mayor interés son: la Tomba bella, la Tomba dei letti funebri, la Tomba delle Rellievi y la Tomba dei Capitelli.
Volviendo a la conferencia, comentó el profesor que en las construcciones de viviendas se utilizaba el adobe, con estructura de madera y revestimiento de barro cocido y en los templos la piedra. Conocían el arco de medio punto, la bóveda de cañón, y la cúpula, elementos que utilizaron –entre otras cosas– para la construcción de puentes.
También construyeron canales para drenar las zonas bajas, levantaron murallas defensivas de piedra pero, sobre todo, destacó la arquitectura funeraria, en forma de impresionantes hipogeos. Los templos solían ser más pequeños, de planta cuadrangular, cerrados, sin peristilo, solo con una hilera de columnas del orden llamado «toscano» a modo de los pronaos griegos, y el altar estaba sobre un foso llamado por los latinos mundus —limpiadero, purificador—
Los etruscos creían en la vida de ultratumba, de ahí las manifestaciones de gran importancia en los lugares de enterramiento.
Para finalizar, Antonio, con la misma facilidad y diligencia que imprimió a toda su charla, nos hizo ver que los etruscos históricos son el resultado de una síntesis de elementos diversos que tienen lugar durante la Edad del Hierro en un territorio comprendido entre el río Tíber y el Arno, donde poblaciones itálicas anteriores a las invasiones indoeuropeas crean una comunidad cultural muy singular. Por una parte, allí se produce una evolución continuada y específica de la cultura vilanoviana con peculiaridades propias, no identificable como conjunto con ninguna otra cultura [En Villanova di Castenaso encontramos una necrópolis de la Edad del Hierro, fue el primer descubrimiento de la civilización villanovana en la fase más antigua de la civilización etrusca].
Las dos últimas trasparencia estuvieron dedicada a una estatuilla etrusca, probablemente un elemento votivo o incluso funerario. El poeta Gabrielle D´Annunzio la bautizó con el nombre ‘la sombra del atardecer’. Y el profesor nos dijo -basándose en la proyección de ‘el hombre que camina’- que pudo inspirar las inquietantes esculturas del rompedor Giacometti, también escuálidas, descarnadas, cadavéricas, que quieren llegar al cielo.
Se abrió el turno de palabras, la sala estaba deslumbrada por el ‘misterio relevado‘ con tanta base documental y elocuencia, la asistencia estaba satisfecha de hacer podido escuchar una charla magistral, didáctica, sencilla, poco habitual cuando el asunto era ni más ni menos que la civilización etrusca
Aquellas grandes expectativas iniciales habían sido más que colmadas, completamente desbordadas. El ambiente era de felicidad