Los hechos tuvieron lugar hacia las 21:30 horas de ayer. Al parecer, el joven practicaba la natación y realizaba ejercicios de apnea -cese transitorio de la respiración- cuando un socorrista se percató de que llevaba un tiempo sin expulsar oxígeno bajo el agua. Tras alertar a los servicios de emergencias, acudieron al lugar sanitarios de SOS Deiak, pero no consiguieron reanimarlo.
El joven falleció en las mismas instalaciones.
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Una trabajadora del polideportivo Etxadi llamó a emergencias cuando pidieron que llamara urgentemente a una ambulancia porque un bañista había tenido problemas. Eran aproximadamente las 21.30 horas del viernes, en el límite horario de cierre de la piscina. Los sanitarios que atendieron al nadador durante «un tiempo interminablemente largo», según un empleado del centro deportivo, no pudieron hacer nada por salvarle la vida.
J. E. tenía 25 años, era donostiarra y usuario habitual del polideportivo. Al parecer, el joven se encontraba nadando en la piscina y en ocasiones realizaba apneas, una práctica que consiste en aguantar la respiración bajo el agua. El propio socorrista habría advertido al hombre para que dejara de realizar esos ejercicios. En un momento dado, el socorrista se habría percatado de que el joven dejó de echar burbujas desde el fondo de la piscina e intervino rápidamente para sacarlo del agua y atenderlo hasta la llegada de los sanitarios, pero todos los esfuerzos fueron baldíos y el joven falleció en las mismas instalaciones. La Ertzaintza ha abierto una investigación para aclarar lo sucedido. Según indicaron este sábado algunos usuarios del polideportivo, parece ser que el fallecido ya había tenido algún problema anteriormente en las mismas instalaciones deportivas.
Desde hace años, la apnea es un deporte de moda y se vende como un nuevo método de ‘mindfulness’ para combatir el estrés. Existen dos modalidades de apnea deportiva, la de profundidad (que se realiza en el mar) y la de piscina. Cada una de ellas tiene a su vez otras tres categorías. La modalidad de profundidad está integrada por peso constante sin aletas, peso constante con aletas e inmersión libre. En piscina se puede realizar apnea dinámica con aletas, sin aletas o apnea estática. El mayor riesgo que implica la práctica de la apnea es sufrir un síncope, es decir, un desmayo provocado por un déficit de oxígeno en el cerebro.
El surfista Julen Larrañaga, que organiza cursos para mantener la calma sin respirar debajo de las olas, asegura que en una piscina «es muy difícil que una persona se ahogue haciendo apnea». «Lo puedes hacer si estás a veinte metros de profundidad, has apurado mucho al descender y al subir ya no te da tiempo, pero a un metro de profundidad eso es imposible. En una piscina el cuerpo hace que salgas para arriba en cuanto te quedas sin aire. El cuerpo siempre reacciona para salir y no te desmayas a no ser que tengas un problema como un infarto. También se podría dar una hiperventilación o que se lleve la capacidad de aguante al extremo, pero es muy difícil que ocurra eso», sostiene.
Uno de los riesgos de la apnea es hiperventilar, es decir, tomar aire muchas veces seguidas antes de sumergirse en el agua, lo que puede engañar al cuerpo con la sensación de que tiene mucho oxígeno. Para hacer apnea pasiva con aire en los pulmones, que es una práctica habitual en piscinas, es aconsejable tener un apoyo para evitar salir a la superficie por el efecto de flotación. Lo más fácil es agarrarsee a las escaleras de la piscina, aunque también puede servir el bordillo o las corcheras. Para practicar este deporte se aconseja entrenar junto con un compañero que vigile por si surge cualquier imprevisto.