Elogio de la literatura

Expiación es una novela magnífica que nos regala una historia de amor llena de fuerza

La lectura, como la exposición de Lola, es absorbente desde el principio.

El final de la velada del jueves -como el de la novela- emocionó y aturdió a las personas asistente; muchas de ellas fieles seguidoras de estas tertulias literarias

El epílogo del encuentro fue un breve pero contundente elogio de la literatura (ver video)

Ian McEwan despliega su genialidad, en una de las mejores novelas que se han escrito en lo que llevamos de siglo, según informan varias encuestas especializadas

La novela está estructurada en cuatro partes, que la ponente fue deconstruyendo : la primera, situada en Inglaterra, cerca de Londres, en 1935; la segunda, en pleno conflicto de la II Guerra Mundial; la tercera, también en 1940, con Briony en su trabajo de enfermera en el hospital, y la cuarta, ambientada en Londres en 1999.

La primera parte de la novela -que es la mitad del texto, detallaba Lola- sucede en un día, principalmente en una noche de verano en casa de los Tallis.

En la gran casa de campo de la familia, la madre se ha encerrado en su habitación con migraña, ¡qué maravillosa descripción de esta dolencia!; el padre esta ausente; Briony, la hija menor, de trece años, desesperada por ser adulta y ya herida por la literatura, ha escrito una obra de teatro para agasajar a su hermano León, que ha terminado sus exámenes en la universidad y vuelve a casa con un amigo, Marsahll. Cecilia, la mayor de los Tallis, también ha regresado hace unos días de Cambridge, donde no ha obtenido las altas notas que esperaba. Quien sí lo ha hecho, en cambio, es Robbie Turner, el brillante hijo de la criada de los Tallis y protegido de la familia, que paga sus estudios.

Es el día más caluroso del verano de 1935 y las vidas de los habitantes de la mansión parecen deslizarse, como la novela, con apacible elegancia.

Pero la directora de estos encuentros va describiendo unas sutiles notas disonantes:

La tensión entre Cecilia y Robbie.

La hermana de la señora Tallis ha abandonado a su marido, se ha marchado a París y ha enviado a su hija Lola, una nínfula quinceañera, sabia y seductora, a casa de sus tíos. [Tras el coloquio, en las tertulias ‘post-encuentro’, una asistente interpretaba que el encuentro entre Marsahll y Lola, en aquella noche de autos, no fue una violación, sino un engaño a la imaginativa Briony que les habría sorprendido ‘in fraganti’]

Antes, Briony se había alterado cuando ve a Cecilia que sale empapada de una fuente, vestida solamente con su ropa interior, mientras Robbie la mira…

Al principio de su ejemplar oratoria, Lola Arrieta, había descrito la vida de Ian McEwan (Aldershot, Reino Unido, 1948). -espacio en el que se desarrolla esta parte de la novela- Su padre era mayor del ejército, así que de niño vivió en Singapur y Trípoli. Dejó los estudios y viajó a Grecia. Autor de obras como Primer amor, últimos ritos (1975), Amor perdurable (1998), Expiación (Atonement, 2001), Sábado (Saturday, 2005), Solar (2010), Cáscara de nuez ( Nutshell, 2016 ). En 2000 obtuvo el premio Booker por Amsterdam.

En el 2020 publicó ‘La cucaracha’; el 18/1/2020, titulaba la prensa local ‘A la yugular’, y Lola nos recordaba que se trata de una mordaz sátira del Brexit. Añadía la ponente que es “una reelaboración del inicio de ‘La metamorfosis’ de Kafka. Solo que aquí se invierten los términos y nos encontramos con una cucaracha que un buen día, al despertarse, descubre que se ha convertido en un enorme ser humano, concretamente en el primer ministro del Reino Unido, de nombre Jim Sams. Y resulta no ser la única cucaracha transformada en político que se mueve por las altas esferas”. Tan instructiva y actual como la película que se proyectó el viernes ‘El espíritu del 45’ de Ken Loach.

La relatora recordó que la edad del autor -en esos momentos en que la autora introduce ironía y diversión en sus intervenciones- es muy similar a buena parte de las personas asistentes, es decir, gente en forma. Ian McEwan sigue publicando novelas, muchas de ellas llevadas al cine.

Briony es la gran protagonista, y el autor le da la palabra en muchas páginas del libro. Su imaginación es enorme y todo lo que sucede a su alrededor es susceptible de ser plasmado sobre el papel. ‘Expiación’ es Briony Tallis. Es un personaje que conoceremos de niña y a la que acompañaremos en su evolución hacia la madurez. Su imaginación la conduce a sacar conclusiones erróneas sobre algo que sucede entre su hermana Cecilia y Robbie Turner, el hijo de la criada, y en el que Briony es testigo accidental. Esa conclusión errónea hará que la vida de todos cambie esa noche. (Al final de la novela McEwan -la propia Briony, narradora de edad- nos descubre que en aquél tiempo ella, una cría de 13 años, estaba enamorada de Robbie)

Una de las fotos que Lola plasma en pantalla recorriendo el relato de su intervención. En esta ocasión son los devastadores efectos de un bombardeo en un hospital de Londres

La expiación de Briony

El título de la novela mereció un detenido repaso por parte de la ponente. Briony, enfermera en un hospital de guerra, 18 años, ocupa -como sabemos- la tercera parte de la novela

La expiación de Briony traspasa el papel y los lectores quiere liberarse de conocer la verdad y remediar lo sucedido. McEwan, en la ficción, sostiene la esperanza, pero la realidad es otra.

A lo largo de los años, la culpa devora a Briony, y la empuja hacia un dolor que nunca la deja tranquila, y por eso trata de expiarla en su trabajo en la enfermería del hospital; pero curar a los demás no alivia el dolor que siente por el dolor que ella infringió. Así que Briony recurre a la escritura, para expulsar sus demonios. McEwan, en un magistral relato, te hace sentir la mortificación que siente Briony.

“Briony sintió que la culpa conocida la perseguía con un furor renovado. (…) restregó a fondo los armarios vacíos, ayudó a lavar bastidores con ácido fénico, barrió y enceró los suelos, hizo recados en el dispensario o en el centro de asistencia social (…) Pero sabía que no servía de nada. Por mucho que fregara y por muy humildes que fueran sus ocupaciones de enfermera, y por bien que las cumpliese o lo duras que resultaran, por más que hubiera renunciado a iluminaciones académicas, o a las vivencias de un campus universitario, nunca repararía el daño. Era imperdonable” (pag 334).

McEwan juega con este sentimiento y, hábilmente, mezcla, en la novela, ficción y realidad. Al final, en la cuarta parte de la novela, sólo al final, sabemos que Cecilia y Robbie Turner, mueren como consecuencia de la guerra y no vuelven a encontrarse

Expiación trata los temas del arte y los mecanismos de la ficción en sí mismos. La primera parte está escrita mostrándonos los diferentes puntos de vista de todos los personajes, con un detalle que recuerda las grandes novelas ‘realistas’ del siglo XIX. La segunda parte, nos relata de manera cruda y ágil la retirada de las tropas inglesas y el texto se crece párrafo a párrafo. McEwan domina perfectamente tanto el relato de acción como el introspectivo.

La fertilidad de la novela da a Lola una nueva oportunidad para distinguir entre autor o escritor y narrador en el relato. En esta novela Ian McEwan juega con varios narradores en primera persona, en tercera persona … Y con el personaje dentro del texto o como observador ajeno, a través del estilo directo, el estilo indirecto o bien el estilo indirecto libre.

La narración de la Operación Dinamo, que supuso la evacuación en Dunkerque (Francia) de más de 300.000 soldados de las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial el 4 de junio de 1940, ocupa la Segunda parte de la novela y está contada desde la perspectiva de Robbie.

Nos decía Arrieta que para ello, el autor se inspiró en el testimonio de su padre «nunca se cansó de contarme cómo le dispararon en las piernas con una ametralladora montada en un tanque alemán; cómo se juntó a un compañero al que habían herido en ambos brazos y cómo entre los dos consiguieron llegar hasta las playas de Dunquerque en una motocicleta», y la tercera parte se inspiró en las cartas de las enfermeras que pudo consultar en el Museo de la Guerra.

En la segunda parte -la guerra- el ritmo narrativo es más rápido, y el lenguaje directo y sencillo logrando así trasmitir al lector que una guerra no da tregua y que el entorno cambia cada minuto, dificultando la supervivencia.

La tercera parte representa la narración ambientada en los hospitales y que toma la perspectiva de la enfermera Briony. El relato es igual de dinámico aunque combina momentos de introspección

En estos momentos tan desesperantes, también encontramos soplos de ternura cuando Robbie se aferra a los recuerdos de los momentos vividos junto a Cecilia y a las cartas que ambos intercambian en las que se manifiestan su profundo amor, sirviéndole de impulso para seguir luchando por sobrevivir.

En la tercera parte parece que la novela ha tocado a su fin. Lola nos hace recordar la firma BT, 1999. Pero el autor le añade una cuarta parte, a modo de post scriptum, narrado por una Briony ya mayor -tiene la edad del autor-, que devuelve a las lectoras a la ‘realidad de los hechos’. Una fascinante maravilla del juego literario

Si el epílogo del encuentro fue un breve pero contundente elogio de la literatura, a las lectoras de la novela se le quedará gravada estas conmovedoras frases sentidas por Cecilia

«Pienso en ti cada minuto. Te quiero. Te esperaré. Vuelve. Cee»

«Te quiero. Creo en ti totalmente. Eres lo que más amo, la razón de mi vida. Cee.»

‘Robbie, se las sabía de memoria y las musitaba en la oscuridad. La razón de mi vida. No de vivir, sino de la vida’. Ahí estaba el quid. Y ella era la razón de su vida, y la razón por la que debía sobrevivir a aquella guerra atroz.

Ha sido la última novela del año. Absolutamente espléndida, extraordinaria.

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