Un artículo de Beñat Parra, en Irutxuloko Hitza
traducido al castellano por Lantxabe
17/03/2023
La asociación de vecinos Lantxabe de Aiete informó en 2021 del hallazgo de un viejo latsarri (lavadero) en el bosque de Miramón, cuyo hallazgo fue comprobado posteriormente por la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Ahora la zona ha sido adecentada y se está trabajando para dar a conocer el latsarri (lavadero).
Los caminos que bajan por el anfiteatro de Aiete se sumergen en el bosque de Miramón, uno de los espacios naturales más bellos de la ciudad. Es una zona tranquila, ideal para pasear y desde todo el bosque se pueden ver animales y plantas muy variadas. Por si fuera poco, ahora también es otra razón para visitar el bosque: ver el viejo latsarri.
Siguiendo el camino que baja por el lado derecho del anfiteatro, se llega inmediatamente a un estanque. La laguna está alimentada por el agua de la erreka Pakea, en el que se localiza el latsarri. Se puede llegar allí por el sendero que rodea el estanque, de forma muy sencilla, ya que el ayuntamiento ha adecentado recientemente toda la zona, a petición de la asociación de vecinos Lantxabe y de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
Hallado en 2021
Con los años y el desuso, el lavadero se ha ido cubriendo de sedimentos, pero Lantxabe dio cuenta del hallazgo en 2021. Félix Pérez, miembro de la asociación de vecinos, explica que el hallazgo se produjo en colaboración con un compañero de asociación, Angel Alberdi, ratificado por Juan Etxeberria, del caserío Merkelin, y pidieron a Aranzadi que certificara el hallazgo. Así lo hizo el responsable del departamento de Arqueología de la sociedad de ciencias, Alfredo Moraza, que hizo el informe sobre el latsarri.
Según explica Moraza en su estudio, el lavadero era utilizado a principios del siglo XX por las mujeres de los caseríos de la zona (Erramunene, Katxola, Oriamendi, Merkelin y Miramon, entre otros) y, probablemente, también lo era a finales del siglo XIX, por lo que tiene al menos 100 años. Sin embargo, el informe recoge que dejó de utilizarse hace unos 70 años.
Han mejorado la accesibilidad de la zona y ahora se puede llegar al lavadero con mucha facilidad.
“A la hora de establecer la cronología del Lavadero de Pakea no existe certeza al respecto ya que se corresponde con una construcción de una gran sencillez y usual desde tiempos muy antiguos. Atendiendo a las referencias orales recogidas en la zona este presente lavadero pudo estar en funcionamiento durante las primeras décadas del pasado siglo XX (en incluso finales del XIX), y al mismo acudían asiduamente las mujeres de los caseríos del entorno (Erramunene, Katxola, Oriamendi, Merkelin, Miramon,…). Al parecer lavaderos como éste se pusieron de moda en la capital donostiarra en el tránsito entre los siglos XIX y XX con motivo de la conversión de esta ciudad en uno de los principales centros turísticos del Estado al cual periódicamente acudía todos los veranos la Corona y toda su Corte de nobles y ministros. Convirtiendo a los vecinos caseríos, y en especial a sus mujeres, en las lavanderas especializadas para las principales familias del país o de sus hoteles y restaurantes. La labor de lavado será desempeñada casi exclusivamente por mujeres, y tendrá un marcado carácter colectivo ya que se ayudaban entre si en esta ardua faena. El trabajo era laborioso y muy duro puesto que estas mujeres debían lavar la ropa de rodillas y generalmente metidas en el agua sin protección alguna en cualquier época del año, tal y como debió ocurrir en nuestro ejemplo. Una labor, oficio en ocasiones, al que el cronista Jovellanos describía en el siglo XVIII como el «mas duro y molesto». Posteriormente, esta labor se irá modernizando facilitando la labor de lavado primero en una posición erguida, de pie, y ya entrado el siglo XX con la difusión de las lavadoras automáticas. Novedades que ayudarán a liberar a las mujeres de esta pesada carga” señala Moraza en el informe. En concreto, Pérez explica que las más veteranas y veteranos del barrio recuerdan a alguna de las mujeres que lavaban ropa en este lugar para los hoteles Londres y María Cristina y para Casa Nicolasa, entre otros.
El latsarri está formado por dos fregaderos que se encuentran a dos alturas, construidos aprovechando el desnivel del propio arroyo. El informe señala que las mujeres usaban el inferior para lavar la ropa con jabón (jabón artesano de fabricación casera) y el superior para desjabonarla. Después extendían la ropa por los prados cercanos para secarla, porque entonces el bosque no era tan copioso como hoy.
Cuidar y dar a conocer
Aranzadi y Lantxabe han pedido al Ayuntamiento de San Sebastián la recuperación y conservación del lavadero y realizar una labor divulgativa destinada a favorecer la difusión e interpretación del elemento y su contexto en general. “A este nivel se debe favorecer la mejora del acceso actual adecuándolo al paso de personas sin llevar a cabo grandes obras de infraestructura, y a poder ser lo más mimetizadas posible en el entorno natural en el que se dispone. De igual manera se considera interesante disponer de un pequeño punto de información explicando las características y funcionalidad de los restos y la relevancia de su contexto social a fin de poder recuperara esa pequeña parcela de nuestra pretérita memoria. Lo difícil es el notable legado de nuestro pasado reciente y de una actividad que en otro tiempo fue de gran importancia social. Esta situación la convierte en una pieza única y muy importante, máxime cuando la mayoría de estas lavanderías han ido desapareciendo como consecuencia del progreso de nuestros pueblos y, especialmente, de San Sebastián», señala Moraza en el informe.
Así, propusieron retirar los lodos de Lavadero, mejorar la accesibilidad de la zona y instalar en ella un panel informativo sobre la historia del latsarri. Los dos primeros ya han sido realizado por el Ayuntamiento, y Félix Pérez nos ha adelantado que también se va a colocar el panel: «Con Alfredo Moraza, acordaremos el texto a colocar en el panel y se lo trasladaremos al concejal de Mantenimiento Urbano. Tenemos el compromiso formal de que se va a hacer». Por lo tanto, en breve, además de visitar el bosque y la llanura, se podrá conocer la historia de la zona. De esta manera se podrá preservar la pretérita memoria de esta sencilla muestra de la ingeniería hidráulica donostiarra, convirtiéndolo en un elemento más del Plan Didáctico desarrollado por la Asociación de Vecinos de Aiete.