En vuestro lecho de muerte, en vuestro último aliento, no escaparéis a la mirada de los niños de Gaza cuya infancia traicionasteis
Paul Laverty / Traducción: Ana González Hortelano 21/12/2023
Un niño de ocho años de la ciudad palestina de Rafah sentado en las ruinas de su casa bombardeada por Israel, el 18 de noviembre
Tiza.
¿Te has parado a pensar en ella desde que dejaste la escuela?
La tiza es blanda,
está hecha de trocitos
de conchas de calcita y esqueletos de plancton.
Fáciles de machacar.
La arrastra la lluvia.
¿La arrastrarán las lágrimas?
Los niños son blandos,
están hechos de huesos (proteína, colágeno, minerales, sobre todo calcio).
Fáciles de machacar.
Gaza es una bola de nieve,
el Mundo contempla su interior.
Los copos son esquirlas de metralla,
los puntitos de dentro
se amontonan formando cúmulos,
como hormigueros.
¿Sientes el calambre en la boca del estómago
por la mañana cuando enciendes la pantalla
y las cifras se disparan?
¿Te vas a la cama y no duermes
porque lo único que ves en la oscuridad
son miembros retorcidos bajo los escombros,
labios resecos y agrietados que supuran gemidos ahogados,
una muerte lenta que no le desearías ni a un perro?
¿Sientes la rabia que te sacude el cuerpo,
te desgañita el alma,
te hierve el cerebro a mayor temperatura
que las armas de fósforo que hace EEUU
(recuerdas los 172.000 millones del Tío Sam
que infundieron vida en el Apartheid)
cuando Biden, Sunak, Starmer y compañía
piden “más precisión”
mientras tiran bombas antibúnker en Gaza,
con 6.300 almas por kilómetro cuadrado,
el cuarenta y siete por ciento niños?
Los niños son blandos.
Fáciles de machacar.
Ceniza a las cenizas, polvo al polvo.
¿Te sientas en la cocina
y te preguntas quién eres,
qué hacer,
cuando la carta de Naciones Unidas y el convenio de Ginebra
se usan para que se limpien el culo
los entrajados cómplices de la Muerte
que defecan en la dignidad?
¿El agujero negro al borde de la desesperación
te mina las fuerzas y te empuja a esconderte?
“Y de qué nos sirve
a nosotros eso”,
se escucha a los niños gazatíes reprobar.
Recuerdas la infancia.
Coges un trozo de tiza.
Sencilla, física.
No es digital, no es un tuit,
no es un blog.
Carne contra tiza.
Te cabe en el bolsillo, se cuela en un calcetín,
al monedero,
te la llevas por ahí.
La tiza, por ahí…
Sientes conectarse cuerpo y mente
sujetándola en la mano.
¿Qué lleva esa brisa?
Un rumor débil que surge de debajo de los cascotes.
¿Qué nos dirían los niños de Gaza
si tuvieran esa tiza?
Haced de nuestra calle una pizarra,
escribidla en la parada de autobús, en la acera, en la pared.
En la cafetería del trabajo, o en el baño,
en el aparcamiento o en el centro comercial.
Calle a calle,
de abajo arriba,
del pueblo a la esclavitud de la Ciudad,
que los gritos de rabia de los niños de Gaza
les pasen a todos por encima.
Un trocito de tiza
en cientos de lenguas,
millones de manos
levantadas contra sus mentiras y sus bombas,¨
un rastro blanco de conciencia,
“¡No, no en nuestro nombre!”,
para derribar a los asesinos.
Un día, Infanticidas, os sentaréis en el banquillo.
¿Recordáis las muecas arrogantes de los generales argentinos de la tortura
en todo su esplendor?
Terminaron entre rejas, al fin.
Se toma su tiempo, el Reloj de la Justicia,
pero avanza mientras os van saliendo canas.
No falla,
en vuestro lecho de muerte, en vuestro último aliento,
no escaparéis a la mirada de los niños de Gaza
cuya infancia traicionasteis.
Ceniza a las cenizas, polvo a la tiza.
Tiza.
[Paul Laverty, Edimburgo, 19 de diciembre de 2023]
Traducción: Ana González Hortelano.
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Paul Laverty (Calcuta, 1957) es abogado y guionista escocés, colaborador ingénito de Ken Loach, con quien ha conseguido dos Palmas de oro. Su filmografía ofrece un repaso a los conflictos sociales más importantes de los últimos treinta años. Siempre con el foco puesto en los de abajo, ha abordado la alienación de la juventud en la Gran Bretaña desindustrializada e infestada de drogas (Felices dieciséis), la explotación de los inmigrantes (En un mundo libre), la privatización de la guerra (Route Irish), el desguace del Estado del bienestar (Yo, Daniel Blake) o la precarización del trabajo en la era de Uber y Amazon (Sorry we missed you). También se ha enfrentado a cuestiones históricas como la Guerra de Independencia de Irlanda (El viento que agita la cebada) y el pillaje imperial de América (También la lluvia). Su última película, El viejo roble, se ha estrenado este año.
….GUERRA(DESTRUCION EGOISMO ODIO.SINSENTIDO) MUERTE DE INOCENTES
Se celebra estos días -entre múltiples contradicciones- el nacimiento de un niño pobre en un refugio, en la tierra ocupada de Palestina, hace más de dos mil años. Son días de buenos deseos de paz, una paz que hemos dejado en las manos ensangrentadas de los Señores de la Guerra. Palestina es de nuevo noticia, decenas de niños nacen en el suelo de hospitales destruidos, mueren entre los escombros de sus hogares o son mutilados por la metralla de las bombas de un pueblo que se cree el elegido de dios. Sólo una humanidad enferma podría ver en directo esta matanza de miles de niños inocentes sin indignarse con los nuevos “herodes” y con los gobiernos que miran hacia otro lado.
Sin embargo, cuando el dolor, la destrucción y la muerte protagonizan la actualidad y parece que ya no queda lugar para la esperanza, para la empatía o para un horizonte mínimamente luminoso, desde el mismo epicentro donde se desarrolla la violencia surgen voces críticas, acciones testimoniales, apuestas por un cambio radical de rumbo que vale la pena conocer, potenciar, difundir y apoyar. Son protestas y propuestas que surgen desde lo mejor del ser humano y que nos hacen intuir luz desde la oscuridad de las tinieblas de la violencia. Recogemos algunas que nos parecen significativas y que nos orientan sobre pasos ineludibles para una solución justa a un largo y complejo conflicto.
La narrativa del victimismo
Recogemos el testimonio de Nurit Peled a través de una entrevista que le hizo recientemente Olga Rodríguez. Nurit es nieta de uno de los firmantes en 1948 de la declaración de independencia de Israel e hija de un histórico general que giró hacia posiciones pacifistas, estudiando la lengua y la cultura árabes, pues creía que si nos conocemos podremos convivir. Es académica e investigadora sobre el racismo y la propaganda en los libros de texto israelíes. Hace 25 años, un atentado de Hamás en Jerusalén mató a una hija de 13 años y en los recientes atentados tenía familiares en uno de los kibutz cercanos a la zona atacada, lo que no le ha impedido mantener una posición critica con el gobierno, que le acusa de defender a Hamás.
Denuncia que la educación en Israel es racista, traumatizante y agresiva, enseñando desde los 3 años a vivir el trauma del Holocausto y a creer que hay otro holocausto a la vuelta de la esquina que lo van a perpetrar los árabes. Los adolescentes educados de esta manera crecen predispuestos a matar a cualquier palestino. Este tipo de educación explica que haya tanta gente que dice “matemolos a todos” porque son una amenaza. Nurit reclama una educación crítica que ayude a pensar por uno mismo y a superar el victimismo de los judíos en Israel, haciendo creer que siguen siendo los judíos inocentes e indefensos de la Alemania nazi injustamente perseguidos sin ningún motivo. Nada más lejos de la realidad. Hoy el estado de Israel ha invertido los papeles, no son víctimas sino verdugos, potencia ocupante, colonizadora, usurpadora de territorios, viviendas, vidas y bienes del pueblo palestino. En nombre del judaísmo se ha creado una cultura de poder, de racismo y de crueldad. Es fundamental romper este falso relato, porque solo desde un análisis veraz, ajustado a la realidad, se podrán encontrar soluciones justas al conflicto.
Solidaridad y Empatía frente a la Deshumanización
Para poder llevar a cabo la inhumana tarea de eliminar a tus semejantes son al menos necesarias dos condiciones, haber alimentado el odio de tal manera que borre cualquier atisbo de racionalidad o compasión , y degradar humanamente al enemigo hasta animalizarlo. Son muy elocuentes la palabras del ministro de defensa israelí Yoav Gallant para justificar sus crímenes de guerra en Gaza: “Luchamos contra animales humanos y actuamos en consecuencia”. Frente a este planteamiento justificador de todas las atrocidades, Tamir Sorek, sociólogo israelí, animador de la Red de Solidaridad Judeo-Árabe, nos ofrece un planteamiento totalmente opuesto, en una entrevista de Uri Weltmann. “Mientras los ministros deshumanizan a los palestinos, yo formo parte de una coalición de judíos y árabes que demuestra que existe una alternativa”. El movimiento1 está implantado en más de 12 ciudades con la tarea de luchar contra el racismo, la defensa de la paz, la igualdad y la unión entre judíos y palestinos. Realizan actividades como borrar pintadas sustituyendo frases del estilo “muerte a los árabe” por “igualdad para todos”, colocan carteles bilingües en los que se lee “sólo la paz traerá la seguridad”. Apoyan a familias árabes y judías donde alguno de sus miembros ha muerto o resultado herido. A pesar de la represión que sufren, el movimiento crece. Concluye Tamir la entrevista con estas palabras: “Mientras los ministros belicistas del gobierno deshumanizan a los palestinos, alientan la violencia racista y planifican una guerra que durará meses , nuestro mensaje es que hay una alternativa. Exigimos una paz entre Israel y Palestina que respete el derecho de los dos pueblos a la independencia, a la seguridad, a la justicia y a la libertad. Esto implica el fin de la ocupación y la creación de un Estado Palestino independiente de acuerdo con las resoluciones de la ONU, así como plena igualdad dentro de Israel para los ciudadanos árabes-palestinos, como individuos y como minoría nacional. Sólo así podremos garantizar la seguridad y el bienestar de israelíes y palestinos por igual”.
El respeto, clave de cualquier solución
De nuevo Olga Rodríguez, buena conocedora de la región y con buenos contactos, nos ofrece una interesante entrevista con dos amigos y activistas por la paz, uno palestino, Bassam Aramín y el otro judío, Rami Elhanan. Un buen análisis de la violencia es fundamental para la resolución de cualquier conflicto, además del necesario reconocimiento mutuo y la voluntad de diálogo para poder llegar a una paz justa. En palabras de Bassam , “Sabemos que el conflicto no comenzó ayer, Hamás no inventó el conflicto, el conflicto inventó Hamás y la Yihad Islámica y Alfatah y otras organizaciones”. Ambos conocen de primera mano el sufrimiento que provoca la violencia, pues perdieron a una hija; Rami en un atentado de Hamás; Bassam en un control cuando su hija volvía del colegio. Lejos de alimentar el odio, ambos han decidido utilizar este dolor para intentar un cambio positivo entre israelíes y palestinos. Ambos forman parte de una asociación de afectados por la pérdida de seres queridos. Comparten también afecto, complicidad, cuentan su historia en conferencias y defienden la necesidad de un acuerdo de paz justo. “Detengamos este ciclo interminable de violencia, dice Rami, porque nunca terminará a menos que hablemos entre nosotros. Una palabra es imprescindible para cualquier acuerdo: respeto… Una vez logras esto todo lo demás son tecnicismos”. Ambos insisten en la necesidad del diálogo, los ejércitos no son la solución a nada. “El 7 de octubre prueba que ni vallas ni muros ni ninguna tecnología pueden proteger ningún lugar. Si luchas por tu libertad seguirás luchando y nada te detendrá. La única garantía es un acuerdo de paz que de a los palestinos su derecho”. Para Bassam, “la ideología de matar para siempre no funciona. Al final tendremos que sentarnos y negociar, así que ¿por qué no hacerlo ya? Negociemos ahora. Salvemos nuestras vidas ahora, porque sabemos que al final tendremos que sentarnos a hablar. Así que hablemos ya”.
Es imposible conciliar sionismo y ética.
No son los únicos testimonios. Hace un año publicábamos “Bajar, Subir, Bajar” Un proyecto para una película hecho ya realidad en el que Elad Abraham reflexiona sobre su vida. Sus abuelos, judíos, fueron expulsados de Europa. Nació en 1982 durante la guerra del Líbano y en 1983 emigraron a Argentina. Educado en el sionismo, cuando estalló la dictadura en Argentina se exilió a Israel. “Me fui a Israel a buscar un futuro mejor y me encontré a mi mismo apostado en una torre de control del ejército israelí”. “Cuando comprendí que la expulsión de mis abuelos de Europa era lo que avalaba estas mismas prácticas de expulsión de los palestinos de sus propias tierras, ya era tarde”. Le declararon loco y lo expulsaron del ejército. “Un soldado que piensa es un soldado que empieza a dejar de ser soldado”. Para Elad es imposible conciliar sionismo y ética y se pregunta “¿Cuanto más se puede seguir explotando la Sohá, el Holocausto, para seguir considerándose víctimas?”. En una sociedad tan militarizada como la israelí, donde las mujeres deben hacer dos años de servicio militar obligatorio, los hombres tres, realizar prácticas militares periódicas hasta los 51 años en que dejan de ser reservistas, cada año hay decenas de objetoras y objetores de conciencia que se niegan a realizar el servicio militar obligatorio, a formar parte de un ejército de ocupación y a apoyar un sistema de apartheid. Un pensamiento disidente, minoritario, castigado y criminalizado pero que lleva en sí mismo el germen de esperanza para el cambio. Mesarvot es el nombre de la red de apoyo y solidaridad que les aglutina.
La mirada crítica feminista.
El día 4 de octubre, tres días antes de la cruel intervención de Hamás, miles de mujeres del movimiento israelí Mujeres por la Paz y del palestino Mujeres del Sol marcharon desde Belén al Mar Muerto. Aunque ha tenido escasa repercusión en la prensa, pues la violencia y la guerras “venden” más que la lucha por la paz, fue un hito importante que evidencia la pluralidad de la sociedad israelí y palestina , y una voluntad decidida de paz por una parte de la población. Difundir este tipo de acciones no sólo es una manera de dar a conocer otras realidades sino también una contribución a la paz y la esperanza. En el manifiesto que leyeron decían: “Nosotras, las madres palestinas e israelíes, estamos decididas a detener el ciclo de derramamiento de sangre y cambiar la realidad del difícil conflicto entre los pueblos por el bien del futuro de nuestros hijos“. En una entrevista, ante la pregunta “¿Por qué pedir la paz es también una causa feminista?” una de ellas responde: “La primera razón por la que debería ser una causa feminista es que las mujeres y los niños son las víctimas principales de todo tipo de guerra, de conflicto armado. Las mujeres muchas veces somos usadas como moneda de cambio. El hecho de que violen a las mujeres es muy fuerte. Nos violan para causar daño al hombre. La ausencia de guerra debe ser una causa feminista. Principalmente es eso, porque somos la principal víctima. En segundo lugar, porque somos el 50% de la población y por ende debemos estar involucradas en la toma de decisiones. No podemos ser expulsadas de ese tipo de acciones que son tan importantes y que influyen tanto en nuestra vida. Y en tercer lugar, porque la mirada femenina o feminista es una mirada diferente. Nosotras realmente miramos qué va a pasar con temas prácticos, de educación, de salud…. La mirada masculina es una mirada más de estrategia, de por dónde van pasar los límites, quién se queda con qué territorio. Nosotras generalmente miramos más allá, es decir, en educación, salud, economía, cosas en la vida práctica del día a día”. Y añade: “La paz será o no seremos. No hay alternativa en esta región. O es paz o seguiremos matándonos, muriendo, perdiendo gente, enterrando gente, derramando sangre. Cada vez más rápido porque cada vez hay menos tiempo de espera entre una acción y otra”… “Teníamos esa experiencia de que las mujeres podemos traer una voz alternativa y que lamentablemente nunca se nos incluye en la toma de decisiones, siempre es una toma de decisión masculina y que no siempre nos lleva a los mismos puntos. Y siempre se habla de territorio, se habla de límites, se habla de esto, pero no se habla de otras cosas. Y por supuesto, nos basamos mucho en la resolución 1325 de las Naciones Unidas que habla de la necesidad de involucrar a las mujeres en la toma de decisiones y eso es parte fundamental de nuestro movimiento”. En este mismo sentido se han manifestado recientemente Mujeres de Negro contra la Guerra, que desde 1988, en el contexto de la 1ª intifada reúne a mujeres judías y palestinas: “Una y otra vez es evidente que no hay solución militar a este conflicto, ni puede haberla nunca. En la guerra no hay vencedores. Solo la paz traerá la seguridad”.
La necesaria implicación de gobiernos y ciudadanía.
Tanto dentro como fuera de Israel son múltiples las protestas desde el mundo judío contra uso y abuso de la violencia por parte de Israel. Especialmente significativas han sido las protestas que, con el lema “No en nuestro nombre” se han llevado a cabo, como la que reunió a miles de judíos en Nueva York. Estas protestas desmienten que la oposición a la brutal agresión sean protestas antisemitas. Son también dignas de destacar las protestas que en numerosos países ha realizado la población civil en defensa del pueblo palestino, muy a menudo contra la posición de sus propios gobiernos, que se ha conformado con tímidas apelaciones a la moderación o son abiertamente cómplices con el genocidio. Es muy preocupante el retroceso en libertades cuando se pretende prohibir y demonizar la bandera palestina. La brutalidad de la venganza de Israel ha hecho aflorar una solidaridad transversal con multitud de actos y campañas en colegios, institutos, universidades, asociaciones, partidos, barrios, pueblos ciudades, clubs deportivos, personalidades de la cultura y un larguísimo etc, en una demostración de que cuando nuestros gobiernos no está a la altura de las circunstancias en la defensa de los Derechos Humanos, la ciudadanía se toma la molestia de recordárselo. La desigualdad de la pretendida guerra entre Israel y Hamás es enorme y está falseada por los medios. A pesar de todo, cualquier mente crítica es capaz de entender que por una parte está el estado de Israel, potencia colonial, con un régimen de apartheid sobre el pueblo palestino, con un poderosísimo ejército y un experimentado sistema de represión y control, y por otra parte, un grupo armado clandestino, capaz de infligir dolor, pero totalmente inoperante para defender a la población palestina o reconquistar el control del territorio. No vamos a ser precisamente un colectivo antimilitarista quienes animemos a los países “democráticos” a armar al pueblo palestino apelando a su derecho a la defensa ante la ocupación, de la misma manera que se argumentó el envío de armas a Ucrania, pero sí queremos dejar en evidencia la doble moral, especialmente de EEUU y Europa , tan “sensible” con Ucrania y tan insensible con Palestina, apoyando la violencia extrema del poderoso estado de Israel y abandonando al pueblo palestino, que tiene derecho a defenderse y a ser protegido por la comunidad internacional. Siguiendo la comparación con Ucrania, se echan de menos las sanciones a Israel del mismo modo que se han aplicado a Rusia con profusión. La implicación de los estados es tan justa como necesaria para parar los crímenes de guerra y buscar soluciones al conflicto. No sé hasta que punto somos conscientes de que los llamados “valores de occidente” están quedando definitivamente sepultados entre los escombros de los hogares de Gaza, la sangre de los inocentes muertos o heridos y el llanto desesperado de quienes por perderlo todo pierden hasta la vida, ante una desesperante indiferencia.
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Nota 1.– Ver movimiento Juntos de Pie (Standig Together)
Standing Together (movement) – Wikipedia De pie juntos (hebreo: עומדים ביחד, Omdim Beyachad; Árabe: نقف معًا, Naqif Ma’an) es un movimiento de base israelí que tiene como objetivo unir a las comunidades árabe-israelí y judío-israelí. [1] Es el mayor movimiento de base árabe-judío del país. [2] Standing Together comenzó a funcionar en 2015,[3] y tiene alrededor de 5,000 miembros a partir de octubre de 2023. [2] El movimiento se opone al neoliberalismo y a la ocupación israelí de tierras palestinas. El movimiento tiene como objetivo promover los derechos LGBT, los derechos de las mujeres, los derechos de los trabajadores (incluidos los beneficios por discapacidad) y la plena igualdad para los ciudadanos palestinos de Israel. [3][4]
Lectura clarificadora de lo que es el conflicto, y la sospecha que no se solucionara CON LA GUERRA.
En los últimos días, científicos de la School of Plant Sciences de la Universidad de Tel Aviv han anunciado que han grabado con micrófonos especiales sensibles a los ultrasonidos los gritos de dolor que emiten las plantas cuando las cortan o cuando les falta agua. En Gaza no hay micrófonos
Nos quieren puritanos, sin alma, nos quieren socialistas, aburridos y en casa, respondía Díaz Ayuso a la propuesta de Yolanda Díaz de limitar horarios en hostelería en defensa de los trabajadores. Hoy me quedo en casa que tengo el cuerpo socialista. ¿Quién no ha dicho esto alguna que otra vez? Ayuso, madre de libertades, es experta en teoría de conjuntos aplicada a la política. En un restaurante a la una de la madrugada, ¿hay más gente sirviendo o siendo servida? Durante la pandemia, ¿había más gente pidiendo que su familiar enfermo en una residencia pudiese ser atendido por un médico o gente deseando tomarse una caña? Si mañana Ayuso, y no es descartable, suprimiese el presupuesto del cuerpo de bomberos para destinar el dinero a tauromaquia, volvería a tener razón: ¿cuántas casas se están quemando en este momento y cuántos taurinos están deseando ver una buena faena?
La fórmula funciona en Madrid y, teniendo claro que la hostelería es libertad, toca preguntarse por qué Ayuso no se lanza en campaña política a favor de un aumento exponencial de los sueldos de los camareros. ¿Acaso no merecen estos trabajadores, punta de lanza de las libertades de Occidente que llevan media vida partiéndose el lomo tras la barra, cobrar al menos lo que cobra una presidenta sin experiencia fuera de la política? En su discurso, Ayuso jamás reivindica estas mejoras salariales y debería hacerlo de inmediato. En caso contrario, algún mal pensado podría llegar a la conclusión de que la libertad de la que nos habla es la de ser servidos en cualquier momento por un pobre. Porque, no nos engañemos, cabe la posibilidad de que quien sirve en un restaurante a la una de la madrugada no lo esté haciendo por la libertad, sino por el dinero.
Acierta Ayuso al relacionar libertad y hostelería. A uno le puede salir gritar “¡viva la libertad!” cuando brinda eufórico de madrugada con los amigos, pero rara vez le saldrá cuando escucha el testimonio amargo de quien ayer denunciaba en la Asamblea de Madrid que su madre murió asfixiada y sin ser atendida, porque así lo prohibió el Gobierno de Ayuso. Un relato que nos dejó el cuerpo un poco socialista, sin alma, hasta que llegó una diputada del PP para explicarle a la amargada que lo que estaba haciendo era retorcer su dolor. Sus compañeros brindaron por la contundente respuesta, porque libertad es también decirle a quien sufre que no moleste. En nombre de la teoría de conjuntos, quizá deberíamos plantearnos si no sería hora de ir pensando en medicalizar la hostelería. ¿Se ha planteado la presidenta madrileña que la libertad podría truncarse si ese segundo plato servido a la una de la madrugada provocase ardores irreparables a un cliente que no tuviese un Almax a mano? ¿No se pone en riesgo nuestra forma de vida si, dios no lo quiera, unas ostras son servidas en mal estado sin un médico de guardia en el local de moda? Si el personal sanitario fue derivado al hospital Zendal para su promoción televisiva, ¿qué impide que los restaurantes con mejor nota en Tripadvisor, además de camareros que no miren el reloj, tuvieran médicos de guardia hasta el cierre? ¿O acaso preferimos personal sanitario puritano, socialista, aburrido en hospitales sin alma?
«Ikuspuntu ezberdinak izan ditzakegu Hamas alderdi politikoari buruz. Ikuspuntu ezberdinak izan ditzakegu erresistentzia armatuari buruz. Baina uste dut zintzoagoa litzatekeela eta historikoki zuzenagoa esatea urriaren 7ko altxamendua erresistentzia armatuaren ekintza bat izan zela. Ez zen eraso terrorista bat izan eta ez zen eraso antisemita bat izan. Israeldarren aurkako eraso bat izan zen, ez nuen maitatu eraso hori, publikoki esan nuen honekin eta arazoak izan nituen esateagatik, larrigarria izan zen niretzat, beldurgarria izan zen. Palestinarren aurkako indarkeria hamarkada luzez gertatu da. Altxamendu bat izan zen, zapalkuntza egoera batetik sortua eta indarkeriazko Estatu aparatu baten kontra, ados? Esan dezagun argi: egon zaitezke erresistentzia armatuaren aurka, egon zaitezke Hamasen aurka baina dei dezagun erresistentzia armatua eta hortik aurrera izan dezakegu eztabaida ongi ala gaizki egon zen, beste estrategia bat ote zen komenigarriagoa… Auzia da erresistentzia armatu deitzen badiogu badirudiela erresistentzia armatuaren alde gaudela, erresistentzia armatu horren alde, taktika horren alde…».