En palabras que pronuncia Sansón Carrasco cuando habla con Sancho, dice el Bachiller ‘Nunca segundas partes fueron buenas‘ (El Quijote II 4).
En la actualidad esa sentencia se emplea para aludir al fracaso de la segunda parte de celebraciones, series, películas, obras literarias y en toda obra artística.
Maria Jose Noain rompe ese protocolo quijostesco porque la segunda parte de su charla fue más sabia, más entretenida y más concurrida que la primera. Y eso que 15 días antes se batieron todos los récords.
Presentó la Conferencia la organizadora de estas actividades, Lola Arrieta, en la coyuntura asociada a la historia y cultura material del Antiguo Egipto
Empezó la charla Mariajo manifestando su admiración porque en una tarde de tiempo tan inclemente, el salón de actos de la Casa de Cultura volviera colgar el cartel de ‘no hay billetes’
Título de la Conferencia: “El Imperio Nuevo. El esplendor de Tebas”.
Introducción: El Imperio Nuevo (en torno a 1570 – 1069 a.C.) es la era de la historia egipcia que sigue a la falta de unidad del Segundo Período Intermedio (en torno a 1782 – 1570 a.C.) y que precede a la disolución del gobierno central a principios del Tercer Período Intermedio (en torno a 1069 – 525 a.C.).
En ese periodo tiene lugar la guerra de liberación y la reunificación de Egipto, que partió del sur y termina con un regreso triunfal a Tebas “y se llevó a cabo la restauración de la unidad del Alto y Bajo Egipto. Hubo desde el principio una gran actividad para reorganizar el país, lo que produjo una gran prosperidad, reflejada en la construcción de numerosos monumentos’.
El imperio nuevo se caracteriza por la gran importancia de la mujer y su protagonismo en los problemas sucesorios.
Mariajo subrayó como mujer, feminista e historiadora la circunstancia de que por primera vez, una mujer es nombrada faraón con todos los títulos masculinos: Hatshepsut
Citó también otra reina, Nefertiti, y nos proyectó en pantalla escenas familiares, en un plano de igualdad. Y a la reina Tiyi, con su esposo Amen-Hotep/Amenofis III
(Tuvimos la oportunidad de ver retratados -esculpidos- en el Museo Nuevo [isla de los Museos] a la reina Tiyi y a su esposo Amenofis III; fue el año pasado en Berlín -el 8 de junio-, como se menciona en una entrada anterior de esta web]
Repasa la profesora la Situación Internacional del Imperio Nuevo, con el apogeo y caída de los reinos micénicos en Grecia, el Éxodo de Israel y la invasión de los siempreinquietantes Pueblos del Mar
Tanto Ahmosis I como su sucesor, Amenofis I, embellecieron el país con sus construcciones de templos y otros edificios, sobre todo en Abidos y Karnak iniciando la reorganización de la administración.
Prototipo de templo
La profesora puso mucho interés en hacernos saber que los egipcios del Imperio Nuevo tuvieron más de mil años para refinar sus creencias religiosas. Es por eso que los templos y la ciudad entera de Luxor, la antigua Tebas, están construidos siguiendo una lógica esotérica de gran belleza.
[Plano gráfico para seguir la escritura]
Los lugares dedicados a la vida: los edificios de culto a los dioses, se hallan en la orilla oriental del Nilo, que es por donde nace el sol. En el plano, las tumbas de los faraones, así como sus monumentos funerarios, están en la ribera occidental de Tebas -TEBAS OESTE-, donde el sol muere.
Pero volviendo a la historia, Maria José nos llevó a ‘Los Thutmósidas’
Cuando asciende al trono la nueva familia, Thutmosis I (1524-1518), se convierte en el primer gran conquistador entre los faraones egipcios, llegando hasta el río Eufrates (Nace en Turquía y sus aguas recorren parte de los territorios de Turquía, Siria e Irak)
Grabado en la tumba de Thutmosis I
Este faraón fue el que abandonó la idea de enterrarse en una pirámide e inició la costumbre de que el rey fuera inhumado en un hipogeo excavado en las laderas de las colinas desérticas de la orilla izquierda del río Nilo, frente a Tebas. El conjunto de tumbas está situado en lo que se denomina Valle de los Reyes, del que Mariajo dibujó en varias transparencias.
Apunte sobre ‘el Valle de los Reyes’
A primera vista, no es más que un desierto. Sin embargo, el desfiladero que se abre entre colinas blancuzcas guarda tesoros en sus entrañas. Toda la pompa y el esplendor que los faraones no podían mostrar en el exterior, lo guardaban para el interior; las tumbas son palacios bajo tierra.
Está situado al oeste de Tebas. Su entrada se encuentra casi frente a Karnak. Allí, los monarcas se hicieron cavar hipogeos. Las reinas y los príncipes muertos en edad temprana, eran enterrados en otro valle llamado Valle de la Reinas, situado un poco más al sur que el anterior.
La arquitectura es similar en todos estos templos fuerarios: un largo corredor adornado con tallas de colores, que conduce a la cámara funeraria. Los techos simulan ser cielos estrellados, en azul y amarillo. Las paredes contienen imágenes delicadamente tintadas: El faraón con Isis u Osiris, la barca de Amón, o largos textos enigmáticos.
Y siguió la conferencia con
Thutmosis II tomó por esposa principal a Hatshepsut, su hermanastra, hija primogénita de Thumosis I. A la muerte de Thutmosis II, esta reina gobernó como rey durante veintidós años.
[Lola, en la presentación del acto, anunció que el Jueves 23 de mayo, tendremos un encuentro literario con ‘La dama del Nilo’, de Pauline Gedge; novela histórica que nos sitúa en el Egipto faraónico de Hatshepsut]
La reina se vistió como un hombre y suprimió en sus nombres y títulos las desinencias femeninas, adoptando el protocolo completo de los reyes de Egipto. Tuvo un reinado pacífico y se dedicó a las tareas organizativas y administrativas; se conformó con hacer explotar las canteras y organizar expediciones comerciales, la más célebre, es la organizada al País del Punt.
Secundada por su arquitecto de confianza Senemut, construyó muchos templos, entre ellos su templo funerario de Deir el-Bahari, célebre por la originalidad de su planta y por la belleza de su decoración.
La ponente nos aleccionaba que durante toda la historia de Egipto, las mujeres tuvieron un papel muy destacado, pero esta importancia se ve con especial claridad a comienzos del Imperio Nuevo
Cuando Hatshetsut desapareció de la escena pública, Thutmosis III
pudo por fin asumir su papel de rey y destruye de forma violenta, tanto los monumentos e inscripciones que recuerden a la reina como a Senemut. Mariajo menciona ‘la damnatio memoriae’ que en este caso se aplica contra Hatshepsut
Thutmosis III llevó su país a cimas de poder y extensión jamás sobrepasadas por ningún otro faraón; organizó unas diecisiete expediciones a Asia, relatadas de forma completamente objetiva sobre las paredes del corredor que rodea la parte más interior y sagrada del templo de Amón en Karnak, el Santuario de la Barca, en el muro que, por estos grabados, recibe el nombre de Muro de los Anales. (Todo ello documentado en la conferencia con proyecciones en la pantalla del salón de actos)
Este es el momento en que se puede hablar de imperio egipcio puesto que bajo el dominio de la monarquía tebana se encuentran pueblos de distintas lenguas, razas y culturas. De norte a sur, el país comprendía 3.200 km. Los pueblos que en él se incluían eran de muy distinto nivel cultural y asimismo diferían en organización social y política. Egipto explotará y saqueará todo este inmenso territorio logrando una mayor riqueza del Estado, que se refleja en el propio territorio egipcio por la enorme actividad constructiva de los faraones del Imperio Nuevo, especialmente en Tebas.
El templo de Amón en Karnak recibió una gran parte de los botines de guerra y los tributos que pagaban los súbditos exteriores del faraón. Un buen ejemplo de ello es la sala hipóstila, en cuyos relieves -que vimos en pantalla- se reflejan largas procesiones de portadores de tributos.
Foto tomada en el Museo Nuevo [Berlín, 8 de junio de 2023]
Amenofis III (1386-1349), continuó la política de buenas relaciones con los asiáticos, casándose también con princesas mitannias.
Una faceta de gran importancia de este reinado es la evolución de la sensibilidad tanto social como religiosa, que en cierto modo preparará el camino para los sucesos del reinado siguiente.
Amenofis tuvo como esposa a Tiy, -mencionado más arriba- que le dio seis hijos y cuatro hijas, dos de las cuales llevaron también el título de reinas: Satamón e Isis.
De sus espléndidas construcciones se conservan las ruinas del templo funerario de la orilla occidental, del que actualmente sólo quedan en pie dos colosos del rey, llamados colosos de Memnón
Construyó asimismo uno de los monumentos más bellos del arte universal: el templo de Luxor, en Tebas. Luxor es una población moderna construida sobre otra muchísimo más antigua: Tebas. La capital del Alto Egipto.
Más que construida sobre Tebas, Luxor convive con ella. Los templos brotan en el medio de la ciudad, en perfecta armonía con ella. Hay dos principales: El de Karnak, enorme y magnífico, y el de Luxor, quizá menos impresionante a simple vista, pero con un encanto especial
Del Templo de Karnak, lo primero que destaca son sus columnas. Son verdaderamente majestuosas, tanto en tamaño como en decoración.
Hace milenios que el techo del templo cayó, pero esas enormes moles, con sus capiteles en forma de flor de papiro y sus bases colosales, siguen siendo impresionantes. Especialmente, cuando la luz dorada del sol egipcio se cuela entre ellas a primera hora de la mañana.
Y luego están los grabados. Toda la piedra del templo de Karnak es como un gigantesco lienzo que narra el pasado con una viveza y un detalle asombrosos. Han transcurrido más de 3.000 años, y los jeroglíficos y las escenas mitológicas están en perfecto estado, como si acabaran de ser talladas. En algunos rincones, hasta han conservado algo de color, dando una idea de la hermosura y magnificencia que debía tener recién construido.
Un apunte de los obeliscos
Egipto ha sido despojada de ellos
La profesora citó:
Varios obeliscos fueron llevados a Roma durante el periodo del Imperio Romano. Algunos de ellos se encuentran en lugares como la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
Obelisco se encuentra en la Plaza de la Concordia en París.
Este colosal obelisco yace en su lecho de piedra en una cantera de granito de Asuán. Fue abandonado debido a una fisura en la roca.
El famoso obelisco conocido como la Aguja Cleopatra está ubicado a orillas del río Támesis, cerca del Puente de Westminster, en Londres; uno en Central Park en Nueva York
El Obelisco de Teodosio, ubicado en el Hipódromo de Constantinopla, que pudimos ver en nuestro viaje a Turquía (15 de mayo 2019)
De la proyección en pantalla
Éste es el único obelisco que aún queda en pie ante el pilono de entrada del templo de Luxor. Su hermano fue llevado a París en 1834. Ambos fueron erigidos por Ramsés II.
Maria José hace un apunte más largo para Akenatón (Amenhotep IV o Amenofis IV ó Neferjeperura Ajenatón] Su reinado está datado en torno al 1353-1336
De Akenatón destacó que con el cambio religioso, promovió otros muy importantes de orden político, económico y social.
Esta iniciativa la llevó a cabo en el año 2 de su reinado, sustituyendo la primacía del culto del dios Amón por la del Atón o disco solar y pasando del politeísmo al monoteísmo, el clero egipcio quedó desmantelado, aunque se recuperara después.
La sustitución del Gran Sacerdote de Amón por el de Atón causó una revolución religiosa, política (por el gran poder político y económico que perdieron los sacerdotes del dios Amón) y social (se produjeron desórdenes y asesinatos de fieles de Amón por los del Atón y viceversa). Se produce también la primacía del culto en el cielo al sol (Ra) visible por su Disco (Atón) del cual emana la luz y todo bien
En el año 4 de su reinado se abandonó la antigua capital, Tebas, y se construyó a partir del año 5 otra más al norte, en el hoy pequeño poblado de el-Amarna, en un lugar revelado por el mismo Atón a la que llamó Aket-Atón (Horizonte del Disco).
Akenatón construyó a su dios un templo en Tebas, cerca del templo de Amón. En él se colocaron estatuas en las que se evidenciaba un estilo expresionista.
La profesora se detuvo en lo que se conoce como ‘Cisma amarniense’
Lo que significaba la perplejidad de los egipcios que se veían obligados a abandonar por orden real, a sus antiguos y múltiples dioses, a los que durante milenios había acudido en busca de ayuda y consuelo.
La vida cotidiana también quedó afectada por el traslado de la capital de Tebas a El Amarna, con el consiguiente desplazamiento económico del país hacia el norte.
El clero de los templos de Karnak y Luxor, el templo de Amenofis III, etc., se vio oficialmente perseguido y apartado del favor real.
El fin del Cisma amarniense comprende el reinado de Tutankhamon, casado con la princesa Ankesenamón, hija de Akhenatón y Nefertiti, reina-faraón al morir su marido
Nefertiti: Foto tomada en el Museo Nuevo [Berlín, 8 de junio de 2023]
De Ramsés II, el faraón más conocido del Imperio Nuevo y, posiblemente, de toda la historia de Egipto, destacó la batalla de Kadesh; en 1295 a.C. tuvo lugar el más importante enfrentamiento egipcio-hitita. Lucharon Ramsés II y Muwatalli, en la primavera del quinto año del reinado de Ramsés II, finalizando con la derrota egipcia, que la iconografía del faraón convirtió en victoria.
La portada alude a la construcción de la presa de Aswan y la necesidad de traslado de los templos que iban a anegados por el agua
Y destacó también las manías de grandeza del faraón.
Copia coloreada
Fue la época de las grandes realizaciones arquitectónicas (en Abidos, Tebas y Abu-Simbel), donde destacan los templos dedicados a él mismo y el pequeño templo de Abu Simbel dedicado a su esposa, la reina Nefertari, de la que se conserva también su bellísima tumba en el Valle de las Reinas.
La reina Nefertari jugando al “senet” (escena de su tumba en el Valle de las Reinas)
De las proyecciones de Mariajo Noain
La base ideológica del arte egipcio está dominada por la creencia en la vida eterna, de ahí que los dos monumentos más prolíficos sean las tumbas y los templos. El templo, al decir de sus inscripciones, es ‘la casa de piedra‘ que los faraones construyen para sus divinos padres. Al contemplarlos, nos producen precisamente esa sensación de eternidad que tanto les motiva.
El Valle de los Reyes
Apunte.- Frescos, temples, encaustos y azulejos de revestimiento en muros interiores de la tumbas Sethy I
Pasó Noain ha hablarnos de las tumbas; la de Sethy I, quizás la más hermosa del Valle de los Reyes; la tumba de Tutankamón, la más conocida de todo el Valle; la de Thutmosis III, y otras
Apunte.– Tumba de Tutankamón
La reina ofrece a Tutankamón un ramillete de flores de loto (museo egipcio)
Y de los templos egipcios en el Imperio Medio y Nuevo
Entre ellos el Templo de Hatshepsut; vuelto a oriente, se compone de una serie de vastas terrazas, algunas de ellas excavadas en las rocas, situadas a diferentes niveles y rodeadas cada una de ellas de pórticos de diferentes pilares con rampas entre unas y otras.
La faraona estuvo acompañada por el arquitecto, Senmut, administrador de Amon y supervisor de todas las obras. Hubo estrecho acuerdo entre arquitecto y cliente, entre los que existía afinidad espiritual y corporal. Con su fuerte imaginación conceptual, Senmut, supo dar forma, dentro de los límites de una tradición poderosa, a algo que dormía en la mente de Hatshepsut. Tuvo la gran intuición de explotar al máximo el gran abanico de rocas color ocre que se despliega por detrás del valle que viajeras y viajeros tendrán oportunidad de ver.
En Luxor solo es testigo del pasado esplendoroso, el magnífico templo. Está unido al Templo de Karnac por la larga avenida de las esfinges.
Proyectada en el Centro Cultural por Mariajo
Es ciertamente una de las obras más logradas y típicas de esa época. Costruido por Amenofis III (1390-1352 a. J.) y reformado por Ramsen II, después, a través del tiempo, ha sufrido otras muchas reformas.
El gran Templo de Karnak se expandió en dos direcciones. Su entrada fue progresivamente adelantándose hacia el Nilo. Se construyeron nuevas puertas, unas tras otras.
La admirable sala hipóstila, a pesar de sus 134 columnas, que llegan hasta los 21 metros de altura y 4 metros de diámetros, no dan ninguna impresión de pesadez.
Obras en el traslado del templo
En la dinastía XIX predomina el gusto por el colosalismo. Representativo de esta época es el Templo de Abu-Simbel, totalmente excavado en la roca, capricho del faraónico faraón, Ramsés II. (1279 a.C.-1213 a.C.).
Ramses II en Luxor
Al terminar la charla la sala vibró entre aplausos. Pausa para preguntas y nuevos aplausos despidieron a una muy apreciada María José Noain
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