No es la primera vez que escritor y periodista estadounidense ‘está’ en el Centro Cultural de Aiete. Fue en el invierno de 2011, con motivo del 50 aniversario de su muerte, cuando el ‘ciclo de literatura y cine’ dedicó varias charlas, encuentros literarios y películas al literato norteamericano,
Estos días se puede ver una detallada exposición de su vida y de su relación con el País Vasco en la casa de cultura de Aiete [14 jun – 15 sep 2024]
Del 14 al 16 de julio se celebra el congreso sobre Hemingway en el Kursaal. Por ello, la exposición tendrá un horario especial esos días: 10:00-18:00.
Valerie Hemingway, ayer en el Kursaal donostiarra junto al cartel del encuentro que se celebra estos días (foto Diario Vasco)
El Kursaal acoge desde el domingo y hasta hoy a cerca de 300 participantes de veinticinco países de los cinco continentes para proponer nuevos acercamientos a la figura de Ernest Hemingway, el escritor poliédrico, el hombre inabarcable.
Por las salas polivalentes del edificio donostiarra pasaron ayer expertos como John Beall, Ai Ogasawara, Elena Zoloritariov, Sam Kelly, Ellen Andrews Knodt, Julian Zabalbeascoa, Edorta Jiménez, Josu Jiménez Maia o Kirmen Uribe, entre muchos otros. Y aunque el motivo de esta 20ª Bienal es ‘Ernest Hemingway y Euskal Herria’, los temas abordados en las charlas fueron de lo más variopintos.
Valerie, esposa del hijo de Hemingway, ayer, a sus 84 años, estuvo en el Kursaal donostiarra para hablar de cómo era su suegro en la intimidad y romper con los tópicos que rodean al escritor.
«Era muy diferente de la proyección pública que tenía. Era muy serio y disciplinado. Cada día escribía y por la mañana, nadie le podía molestar. Después hacía algún ejercicio físico y por la tarde, si estaba en España salía con los amigos y si estaba en Cuba, su vida era más tranquila. Salía a pescar dos veces a la semana».
«Cuando escribía no probaba el alcohol. De hecho, contaba que de joven alguna vez bebía y luego escribía algo, creyendo que era maravilloso, pero cuando lo veía al día siguiente lo tiraba a la basura. La gente piensa que estaba todo el día borracho y he tenido que enseñar que no era así».
La Sociedad comenzó en 2011 -el año de su presentación en el centro Cultrual de Aiete- la publicación en diecisiete volúmenes de 6.000 cartas de Hemingway.
Este año ha aparecido el correspondiente al período 1934-1936 y en 2025 se lanzará la correspondencia de la época de la Guerra Civil. Sobre Hemingway, nunca se puede asegurar que se haya dicho la última palabra.
En aquel año 2011 [primero del Centro Cultural], se proyectó en Aiete la película ‘Adiós a las armas’ [11-11-11], la película dirigida por Frank Borzage
Un día antes, de la mano de Lola Arrieta, se analizó su novela ‘Por quién doblan las campanas’.
Lola extiende sobre la mesa la documentación preparada para la tertulia
A mediados de noviembre de aquel 2011, jueves 17, se disfrutó de la tertulia literaria con el poeta donostiarra Jorge González Aranguren, que disertó sobre la «generación pérdida»
La exposición resalta la asociación del autor con Pamplona ‘Fiesta’, pero el periodista, novelista y viajero disfrutó mucho de San Sebastián. Son una delicia sus escritos ambientados en la ciudad. Hemingway comió en el mítico Azaldegui de Miraconcha, se aficionó a la pelota en el frontón Moderno, se baño en la Concha y una tarde de 1960 se reunió en en el hotel María Cristina con el escritor José de Arteche para cederle los derechos en euskera de ‘El viejo y el mar/Agurea ta Itxasoa’ (escena expuesta en el centro cultural)
En la Concha
Cayo Hueso celebra su concurso de imitadores del novelista coincidiendo con el 125 aniversario de su nacimiento. Hubo astados de atrezo y típicos pañuelos rojos sanfermineros
El Pobre de mí con el que se clausuraron siete días de juerga hiperbólica en Pamplona no fue para tanto. Apenas una semana después de despedir a San Fermín en la ciudad navarra, Cayo Hueso cogió el relevo. La histórica y turística ciudad de Cayo Hueso, en el suroeste de Florida (Estados Unidos), revivió durante el fin de semana el ambiente de los tradicionales encierros en la capital navarra. Eso sí, con toros de madera y barbudos con canas.
El concurso de imitadores del escritor Ernest Hemingway (1899-1961), considerado el mejor embajador de las fiestas en honor a San Fermín, contribuyó sin duda a que los Cayos tuvieran la atmósfera adecuada y en la que se bebieron más litros de cerveza que de kalimotxo y donde se echó en falta el popular chupinazo.
El evento para elegir al hombre más parecido al novelista estadounidense tuvo lugar en la calle donde se encuentra el Sloppy Joe’s, un bar situado en el centro histórico de la ciudad que fue el lugar favorito del famoso autor de ‘Por quién doblan las campanas’ cuando vivió allí.
Considerablemente más lento pero también más seguro que el desafío de Pamplona, el encierro de Cayo Hueso reunió a los imitadores del novelista totalmente vestidos de blanco, con boinas y cinturones rojos -atuendos típicos de la fiesta original-, y que transitaron la vía pública entre una manada de toros de madera con ruedas al estilo de los carretones de entrenamiento y gritos de «¡olé, olé!».
Hemingway se quedó profundamente fascinado con los encierros y las corridas de toros cuando, junto a su esposa Hadley, visitó por primera vez Pamplona en 1923. Los Hemingway regresaron a Pamplona al año siguiente, cuando conocieron a un buen número de toreros y aficionados, y una tercera vez en junio de 1925. [un centenario]
En España, durante el verano de 1929, Hemingway preparó Muerte en la tarde. Pretendía ser un ensayo integral sobre la Fiesta y los toreros, con glosarios y apéndices, ya que consideraba que las corridas de toros eran «de gran interés trágico, por tratarse literalmente de vida o muerte», según citó Carlos Baker en su libro Hemingway: el escritor como artista (1972). En la serie de reportajes Un verano peligroso, publicada en la revista Life y donde relató el duelo entre Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez entre 1959 y 1960, dejó constancia de ella.
Jerónimo Echagüe, experto corredor de encierros, amigo y compañero del escritor, declaró: «No llegará el día en que Pamplona será capaz de admitir y reconocer el bien que Hemingway ha hecho a Pamplona. Aquí los extranjeros no vienen a colonizarnos, como sucede en otros lugares, sino a integrarse en nuestras fiestas, eso lo estamos viendo todos los años, aunque siempre habrá excepciones».
La última presencia del escritor en San Fermín data de 1959. En 1961, días antes de morir, llamó personalmente al Hotel La Perla para anular su reserva. Para entonces ya había ganado el prestigioso premio Pulitzer (1953) y, sobre todo, el Nobel de Literatura (1954). Es decir, hace justo 70 años.
La corrida de toros de Cayo Hueso se inscribe en las celebraciones de los Días de Hemingway que la ciudad le dedica y que este año coincide con el 125 aniversario de su nacimiento [y 100 de sus primeras estancias en Iruña].
La celebración anual incluye diferentes actividades. El concurso para elegir al hombre más parecido a Hemingway, es uno de los hitos de Cayo Hueso y del verano en Florida. Organizado por primera vez en 1981, encarna el espíritu del emblemático autor, célebre por su apariencia tosca y su genio literario. Más de 120 participantes compitieron por el título.
Apodado Papa Hemingway, pasó en la ciudad largas temporadas, sobre todo inviernos, entre los años 20 y 30. Su antigua casa y estudio se han conservado como museo, lo que permite a los visitantes de Cayo Hueso recorrer los lugares donde escribió obras maestras como la mencionada ‘Por quién doblan las campanas’ y ‘El viejo y el mar’.
El viejo y el mar (The Old Man and the Sea) es una novela corta escrita por Ernest Hemingway en 1951 en Cabo Blanco y publicada en 1952. Fue su último trabajo de ficción importante publicado en vida y posiblemente su obra más famosa.
Aunque la novela ha sido objeto de numerosas críticas, es considerada como uno de los trabajos de ficción más destacados del siglo xx, reafirmando el valor literario de la obra de Hemingway. La novela ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones siendo la adaptación de 1958 protagonizada por Spencer Tracy una de las más populares y conocidas.1 Aunque también destaca la película dirigida por Jud Taylor, El viejo y la mar (1990).
Al año siguiente de su publicación, en 1953 Hemingway recibió el Premio Pulitzer y el Nobel de Literatura.
Resumen de la obra
La obra se desarrolla en el Gulf Stream – Habana, cuyo protagonista es Santiago, aunque todo el mundo lo llama El viejo. Santiago es un pescador de avanzada edad, que lleva 84 días sin conseguir pescar nada. Un buen día por la mañana, decide salir solo al mar, donde por fin, un enorme marlín (pez vela similar al pez espada) pica el anzuelo no sin dar batalla antes de ser capturado definitivamente. La lucha con el pez dura tres días, en los que Santiago recuerda su vida pasada. En su mente resuenan los tiempos en que la suerte estaba de su lado, y era capaz de conseguir una gran pesca. También recuerda a Manolín, un joven que le había estado ayudando hasta hace poco a pescar. Los padres de aquel muchacho le prohibieron salir de pesca con el viejo, debido a la mala racha que este había conseguido en el oficio. Sin embargo, el joven siempre estaba dispuesto a ayudarle cuando fuese necesario, puesto que, fue Santiago quien lo instruyó en la pesca desde que Manolín tenía cinco años. Al tercer día, el pez, ya exhausto, comienza a rodear el bote. Santiago, desgastado y casi delirante, utiliza toda la fuerza que le quedaba para tirar el pez sobre su lado y apuñalarlo con un arpón. Una vez capturado, Santiago ata el pescado al lado de su bote, y emprende el regreso a casa. Se encamina pensando en el alto precio que el pescado tendría en el mercado, y en la cantidad de gente que podría alimentar. Sin embargo, en su camino hacia la orilla, los tiburones son atraídos por la sangre del marlín y poco a poco van apareciendo para devorar la captura. Santiago logra matar a un gran tiburón mako con su arpón, pero pierde el arma, además de un cuarto del pescado que el tiburón logró devorar antes de morir. Al rato, el pez espada del viejo es nuevamente atacado por un tiburón que logra quitarle un trozo más de carne. El viejo construye un arpón atando el cuchillo al extremo de uno de los remos, y así proteger lo que quedaba de su presa; cinco tiburones son asesinados en total, y muchos otros son expulsados. Pero los tiburones siguen llegando, y al caer la noche, ya han devorado casi toda la carne del pez espada, dejando un esqueleto consistente en su espina dorsal, la cola y la cabeza. Santiago, derrotado, convencido ahora de su mala suerte, increpa a los tiburones por la forma en que han matado sus sueños. Al llegar a puerto, deja en la orilla su bote con los restos del pescado. Agotado, hambriento y herido se dirige inmediatamente a su pequeña cabaña a descansar, mientras carga en sus hombros el pesado mástil de su bote. Al día siguiente, varios pescadores y turistas quedan asombrados al ver las colosales dimensiones del pez espada, a pesar de que haya llegado sólo en espinas. Entristecido por el estado físico del viejo, Manolín le promete a Santiago volver a pescar con él, sin importar lo que digan sus padres.
El final permite ser a interpretación del lector. Por una parte, el estado físico del viejo y las reacciones tanto de Santiago como de Manolín, te permiten inferir que por su tristeza y actos desesperados, ambos reconocen el posible final del viejo. En su contraparte, su deceso nunca es confirmado y el cierre del libro deja inconcluso el estado futuro del viejo al culminar con diálogos de futuras hazañas, sin esperanzas sobre las cuales basarse.
Raíces del protagonista
Unos cuantos críticos sostienen que, aunque nunca se alude en el libro específicamente a su nacionalidad, Hemingway deja suficientes pistas para deducir que el protagonista es un canario emigrado a Cuba en su juventud (por ejemplo, al hablar de sus recuerdos de la costa africana) y, debido a ello, argumentan que la lucha contra el pez es también un método para establecerse en la sociedad cubana. Como español, extranjero en Cuba y de ojos azules, su hazaña como pescador sirve como una forma de integrarse en la nueva comunidad.2
Muchos críticos mantienen que Gregorio Fuentes, un hombre de ojos azules que nació en Lanzarote, fue modelo para Santiago. Fuentes trabajó como marinero por primera vez a los diez años en barcos que llegaban a puertos africanos. Emigró a Cuba a los 22 años de edad y tras 82 años de residencia en Cuba, intentó recuperar su ciudadanía española en 2001.3